En plena forma

Empezó con Tabú. Igual que en el disco. Aquel antiguo número afrocubano de Margarita Lecuona al que ese mago de los estudios llamado Alê Siqueira le ha dado un aire majestuoso. No suena tan impactante en directo, pero casi. Quizá Omara Portuondo esté pensando en sus padres mientras canta "y aquí si el negro mira la hembra blanca..." -su mamá, hija de una buena familia española, y su papá, un famoso jugador negro de béisbol sufrieron el racismo-.

Se movió con soltura en un repertorio poco habitual en ella. Lleva una orquesta que la empuja. Así que se puede ocupar de cantar sin más...

Empezó con Tabú. Igual que en el disco. Aquel antiguo número afrocubano de Margarita Lecuona al que ese mago de los estudios llamado Alê Siqueira le ha dado un aire majestuoso. No suena tan impactante en directo, pero casi. Quizá Omara Portuondo esté pensando en sus padres mientras canta "y aquí si el negro mira la hembra blanca..." -su mamá, hija de una buena familia española, y su papá, un famoso jugador negro de béisbol sufrieron el racismo-.

Se movió con soltura en un repertorio poco habitual en ella. Lleva una orquesta que la empuja. Así que se puede ocupar de cantar sin más. Y de voz anda espléndida la mujer. Hay que detenerse en la orquesta: ahí están la mitad del grupo Gema 4 -Laura Flores y Estela Guzmán- en los coros; una violinista de la Camerata Romeu, Osiris Valdés, y otra de Tropicana, Yelaine Puente; a la guitarra eléctrica, Chicoy, que fue de Irakere, y al tres, Papi Oviedo; el histórico contrabajista Fabián García; una rítmica con Andrés Coayo al timbal, Chaing Liang en congas, Julio Guerra para los bongós, y una sección de metales con Miguel Antuña, Roberto García y Miguelito Valdés, trompetista que anda en boca de todos. Hasta un guitarrista brasileño, Swami Jr, que pasó temporadas con Chico César. Todo bajo la dirección del saxofonista Alfred Thompson, ex-Irakere y Havana Ensemble. Sembrados estuvieron en Tiene sabor, una pieza que, incomprensiblemente, no se ha incluido en Flor de amor. Hermosa Habana nos llevó hasta los días de Los Zafiros, un cuarteto vocal muy popular en los años sesenta en Cuba, y Si llego a besarte, nos trajo el cine de la década de los treinta. Omara cantó The Man I love en español; la suave guajira que da título a su hermoso disco; Veinte años, de María Teresa Vera, que recordó haber grabado con el añorado Compay Segundo, y Dos gardenias, el bolero de Isolina Carrillo, a dúo con el veterano pianista Rolando Baro. Volvió a salir a capella en una demostración de que aún tiene mucha voz a sus más de setenta años.

Queda esperar su gira con orquesta sinfónica -hubo un primer ensayo a principios de mes en Alemania- anunciada para la temporada 2006. Aunque antes volverá este otoño con la misma formación, pero para cantar en teatros.