Entrevista:PACO MANCEBO | Primer español en la general | TOUR 2004 | Decimocuarta etapa

"Me sigo a mí mismo"

Día 18 de julio de 2004. Once de la mañana. Carcasona. Paco Mancebo, como el resto de supervivientes del Tour, ha dormido apenas seis horas. El día anterior tardaron más de tres horas en llegar a su hotel, a 40 kilómetros de la cima del Plateau de Beille. Empezaron a cenar a las 22.15 y cuando se quisieron quedar dormidos ya era la una de la madrugada. Como Carcasona, de donde salía la etapa de ayer, queda a más de cien kilómetros de donde durmieron, a las siete sonó diana; a las nueve, autobús. Allí está sentado Mancebo, en el rincón de las tertulias, junto a la cafetera. Por la puerta de atr...

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Día 18 de julio de 2004. Once de la mañana. Carcasona. Paco Mancebo, como el resto de supervivientes del Tour, ha dormido apenas seis horas. El día anterior tardaron más de tres horas en llegar a su hotel, a 40 kilómetros de la cima del Plateau de Beille. Empezaron a cenar a las 22.15 y cuando se quisieron quedar dormidos ya era la una de la madrugada. Como Carcasona, de donde salía la etapa de ayer, queda a más de cien kilómetros de donde durmieron, a las siete sonó diana; a las nueve, autobús. Allí está sentado Mancebo, en el rincón de las tertulias, junto a la cafetera. Por la puerta de atrás sube Pep, masajista, preguntando con acento de vendedor: "¿Piernas? ¿Piernas? ¿Alguno necesita piernas?". Es la hora del tentempié -un cortado y una tartaleta de manzana- para el mejor español en la general, para el ciclista de 28 años que en su sexto Tour aspira a un puesto en el podio.

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Pregunta. ¿También pasó miedo al atravesar el pasillo de fanáticos subiendo el Plateau de Beille?

Respuesta. Algo, algo. Pensaba que alguno se iba a enganchar en alguna bandera de ésas, o caerse y yo me iba a ir al suelo.

P. ¿Estaban agresivos?

R. No, no, en absoluto. Me animaron. Y supongo que a todos los trataban por igual. A mí, como iba solo, me animaban a mí solo.

P. Solo. ¿Es su sino subir solo todos los puertos?

R. No. Subo a mi ritmo. Si no puedo subir con los primeros, me sigo a mí mismo.

P. Como siempre, pero este Tour parece haber subido un escalón...

R. Sí, me veo un poquillo más arriba, pero, bueno, en el Plateau, de todas formas, tampoco me encontré muy bien, así que... A ver si recuperamos bien para los Alpes...

P. ¿Y a por el podio?

R. A intentarlo, por lo menos.

P. ¿Se ve más arriba porque va mejor que otros años o porque los demás han bajado?

R. Supongo que las dos cosas, algunos han bajado y yo he subido un poco. Se ve mirando las diferencias con Armstrong. En el Plateau de Beille hace dos años perdí tres minutos y medio, y éste sólo uno y medio. A lo mejor subí más rápido aquel día y todo, pero más lejos.

P. Otro síntoma de mejora es que este año se le ve más ligero en la bicicleta, con más cadencia...

R. Sí, sí, pero en el Plateau, al final iba fastidiado. Ya metí todo lo que pude y subí así. Llegué bastante vacío, aunque no tan fastidiado como el día antes, por lo menos de expresión.

P. Armstrong habla de cambio generacional, de que sus rivales ya no son Ullrich, Hamilton o Heras sino Basso, Klöden, Mancebo...

R. Pero él sigue el mismo allí...

P. ¿No es también una forma de deciros que no os habéis equivocado por haber seguido la ruta de la paciencia, de aprendizaje del Tour poco a poco?

R. Eso está claro. Ha habido mucha gente que ha hecho una vuelta grande saliéndose y luego ha desaparecido del mapa. Yo, más o menos, siempre he estado ahí, nunca brillante, ¿por qué?, porque no he podido. He estado ahí, ahí, ahí, y algún día tenía que despuntar un poco, ¿no?

P. Han sido muchos años, ¿ha dudado en algún momento? ¿Se ha impacientado?

R. No, no, hemos seguido haciendo las cosas bien todo el tiempo. Quizás, el Tour de 2003 lo acabé un poco desmoralizado, pero enseguida descansé, y luego me vi adelante en la Vuelta a España, y también en el Mundial...

P. Aunque acabó cuarto en la Vuelta se le vio quizás más distanciado de los primeros que aquí, en el Tour. ¿Puede influir en el pelotón la fuerte lucha contra el dopaje que hay en Francia? El miedo a la policía y todo eso...

R. Está claro que aquí el que anda es bueno. En otras carreras se ven cosas más raras, a gente de menos calidad que un día andan muchísimo y luego desaparecen. Aparte de los que quieran pensar mal, el Tour es otra cosa, hay una motivación distinta, la gente está preparada a tope, al 100% y son los mejores. No hay sitio para engaños.

P. ¿Ha sufrido usted algún cambio mental, algún subidón de moral últimamente?

R. No, no, soy el mismo de siempre.

P. ¿Ganar el campeonato de España no le ha cambiado?

R. Hombre, me ha cambiado porque es una carrera muy importante para mí.

P. ¿Por qué es más importante que otras?

R. Porque es el campeonato de España. Siempre me ha gustado correrlo, desde aficionados y juveniles. Y no lo pude ganar en aficionados, quedé una vez tercero y otra vez segundo en contrarreloj, y el año que mejor estaba, en el 97, en Melilla, ganó Curro García, del mismo equipo, de Castilla y León. No, siempre me ha gustado, y aunque no me dejen llevar el maillot con la bandera grande...

P. Eso, ¿por qué tanto empeño en ese maillot? ¿Se ha vuelto exhibicionista?

R. ¿Exhibicionista? El maillot de España es para lucirlo, como el del Mundial, como si el campeón del mundo no luciera bien el arco iris.

P. ¿Es un deseo de que le vean diferente a los demás?

R. Está claro, es algo que he ganado yo, ¿no? Es como el que lleva el maillot amarillo, ¿por qué lleva el amarillo? Porque es el líder de la carrera.

P. También Klöden, su rival por el podio, es campeón de Alemania, y Voeckler, el líder del Tour, de Francia. Es el Tour de los campeones...

R. Se supone que quien ha ganado su campeonato nacional es porque estaba bien, y sigue estando bien aquí.

P. ¿Cómo ve la lucha por el podio?

R. Día a día. Yo, está claro, si puedo no voy a esperar a la cronoescalada de Alpe d'Huez, claro. Si el día antes puedo sacar un poco, eso que tendré de colchón.

P. Pero la subida a Alpe d'Huez se le ha dado siempre bien...

R. Sí, pero aunque sea para arriba no deja de ser una crono, y ahí influyen otras cosas. El fondo físico, tan importante en una etapa de 200 kilómetros, ahí no cuenta, ahí es sólo la subida al puerto. Y yo soy menos explosivo que alguno. En las etapas largas la gente se desgasta, yo me desgasto menos que casi todos y ésa es la diferencia en los últimos puertos.

P. ¿Quién es el rival más peligroso, Klöden, Totschnig o Ullrich?

R. Los tres. No hay que quitar nada a nadie. Ullrich está ahí y bien sé que como no le pase nada en la última contrarreloj me mete una minutada. El año pasado me metió cinco minutos, y eso que quedé el 11 en la etapa, empatado con Botero, décimo, no el 40.

P. Este año tendrá la motivación extra de la lucha por el podio.

R. Pero una cosa es la motivación y otra las fuerzas.

Paco Mancebo, al cruzar el viernes la meta en el alto de La Mongie.EFE

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