Crónica:TENIS | Torneo de Wimbledon

Sharapova da el golpe

La confirmación del excelente momento que atraviesa el tenis femenino ruso se produjo ayer en Wimbledon. Maria Sharapova eliminó a la estadounidense Lindsay Davenport por 2-6, 7-6 (7-5), 6-1 y se clasificó para la final. A sus 17 años, esta rubia que tiene al menos tanto glamour como su antecesora Ana Kurnikova, se convirtió en la primera jugadora rusa que alcanza la final del torneo desde que Olga Morozova la perdió en 1974.

"Aún estoy en estado de shock", explicó en su conferencia de prensa. "Todavía no lo he asimilado, no sé cómo reaccionar". Sharapova tuvo el partido c...

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La confirmación del excelente momento que atraviesa el tenis femenino ruso se produjo ayer en Wimbledon. Maria Sharapova eliminó a la estadounidense Lindsay Davenport por 2-6, 7-6 (7-5), 6-1 y se clasificó para la final. A sus 17 años, esta rubia que tiene al menos tanto glamour como su antecesora Ana Kurnikova, se convirtió en la primera jugadora rusa que alcanza la final del torneo desde que Olga Morozova la perdió en 1974.

"Aún estoy en estado de shock", explicó en su conferencia de prensa. "Todavía no lo he asimilado, no sé cómo reaccionar". Sharapova tuvo el partido casi perdido cuando, tras ceder la primera manga, perdía en la segunda por 3-1. "¿Estoy en la final? ¿Se disputa el sábado?", les preguntó a sus padres y a su entrenador, Robert Lansdorp -que había trabajado con Tracy Austin hace ya algunos años-. Pero era verdad. Su servicio comenzó a funcionar -lleva 34 aces en los seis partidos que ha disputado-, su drive hizo auténticos destrozos -especialmente en el resto-, y las angulaciones que logra con su revés a dos manos le permitieron superar muchas de las subidas a la red de su rival. "Mereció ganar", reconoció Davenport, que dejó entrever que ya no volverá a competir en Wimbledon donde ganó en 1999, y que se retirará al final de este año. "Jugué sin convicción. No me afectan ya las victorias ni las derrotas. Ella, en cambio, luchó siempre para ganar".

A sus 17 años, es la primera rusa desde 1974 que alcanza la final en el torneo inglés

Sharapova es una de las jugadoras más bellas del circuito (1,83m y 59 kilos) y se la ha comparado muchas veces con Ana Kurnikova. Pero ella rehuye esta comparación, argumentado que ella ha ganado ya títulos, mientras que Ana aún no ha abierto su palmarés. Forma parte de un grupo de grandes jugadoras que acosan a las mejores del mundo y que demostraron ya su poder en Roland Garros, donde Anastasia Myskina, tercera mundial, se impuso en la final a su compatriota, Elena Dementieva, sexta, marcando un hito en el tenis de su país. A ellas dos las siguen Svetlana Kuznetsova (9ª), Nadia Petrova (13ª), Vera Zvonareva (14ª) y Maria Sharapova (15ª).

A diferencia de Myskina y Dementieva, Sharapova creció en Estados Unidos y recibió una formación distinta, que le da un glamour especial. Nació en una zona industrial de Siberia, pero se desplazó a Sachi, en la costa del Mar Negro, a los dos años. Comenzó a jugar a los cuatro. Y a los seis participó en una exhibición en Moscú a la que acudió Martina Navratilova. A la estadounidense le impresionó su potencial y al cabo de tres años estaba ya entrenándose en la academia de Nick Bollettieri en Florida. Su padre, Yuri, pidió permiso de trabajo en EEUU, pero su madre, se quedó en Rusia y estuvo dos años separada de su hija. A los 13 años se hizo profesional. Su carrera explotó el año pasado al vencer en Tokio y Québec. Sharapova, que el próximo mes será portada de la revista Vogue, jugará mañana la final contra Serena Williams, que ayer derrotó a la francesa Amelie Mauresmo por 6-7 (4-7), 7-5, 6-4. Hoy se disputarán las semifinales masculinas: Roddick-Ancic y Federer-Grosjean.

Maria Sharapova se retira mientras que los operarios protegen la pista de la lluvia en una de las interrupciones que sufrió su partido ante Davenport.REUTERS

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