Reportaje:Eurocopa 2004 | Segunda jornada del Grupo B

El mundo a sus pies

Wayne Rooney se convierte en el goleador más joven en una fase final del torneo

Como si tal cosa, mascando chicle, relativizando las preguntas salpicadas con las palabras "récord" e "historia", a Wayne Rooney poco le faltó para salir a hombros de los vestuarios del estadio Municipal de Coimbra. El jugador inglés está acostumbrado a devorar los récords de precocidad. No hubo ni un respingo en su colorada nariz ni una mueca en su pecoso rostro cuando se le insistió. "¿Qué sensación tiene el jugador más joven en haber marcado un gol en una fase final de la Eurocopa?", le preguntaron. "A los récords no les doy importancia", dijo, acariciando el trofeo al mejor jugador del par...

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Como si tal cosa, mascando chicle, relativizando las preguntas salpicadas con las palabras "récord" e "historia", a Wayne Rooney poco le faltó para salir a hombros de los vestuarios del estadio Municipal de Coimbra. El jugador inglés está acostumbrado a devorar los récords de precocidad. No hubo ni un respingo en su colorada nariz ni una mueca en su pecoso rostro cuando se le insistió. "¿Qué sensación tiene el jugador más joven en haber marcado un gol en una fase final de la Eurocopa?", le preguntaron. "A los récords no les doy importancia", dijo, acariciando el trofeo al mejor jugador del partido que concede la UEFA. Se ha pasado su corta vida batiendo marcas de precocidad como quien sube la escalera de su casa. Con 18 años, 7 meses y 24 días, batir el récord que poseía el yugoslavo Dragan Stojkovic desde la edición de 1984 -con 19 años, 3 meses y 16 días, marcó de penalti en un partido contra Francia-, es un escalón más. Ha subido muchos: cuando tenía 16 años se convirtió en el realizador más joven de la Premier batiendo el récord de Owen, que estrenó su cuenta con el Liverpool con 17 años y 145 días. Poco después, Rooney pasó a ser el internacional inglés más joven con 17 años y 111 días. Ese día de febrero de 2000, en un partido contra Australia, compareció en el césped justamente para sustituir a Owen.

Eriksson: "Es un talento fantástico. Está preparado para todo. Espero que siga así"
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En las apreciaciones de su entrenador, de sus compañeros y hasta de sus rivales se advirtió que lo realmente trascendente de la actuación de Rooney no fue, por supuesto, el dato estadístico. "Es un talento fantástico. Está preparado para todo. Ya jugó bien contra Francia y espero que siga así todo el torneo", le piropeó el seleccionador Sven-Goran Eriksson.

Beckham relató algo de lo que sucedió sobre el césped con Rooney en un partido que le hizo entrar en los anales. "Le estaban cosiendo a patadas. Le enseñaron una tarjeta amarilla. Le dijimos que respondiera marcando goles y lo hizo. Es un prodigio. Demostró la madurez que posee. Cuando tienes 18 años y te sacan una tarjeta en un partido, o te vas o vuelves peleando. Es lo que ha hecho". Hasta el seleccionador suizo, Jakob Khun, quedó rendido por las evoluciones de Rooney: "Ha sido maravilloso poder ver cómo juega". El chico más precoz del fútbol europeo, se limitó a encogerse de hombros y a resumir: "Pudimos haber jugado mejor".

De Rooney (Liverpool, 1985) destaca su tremenda potencia, capacidad de aceleración y un equilibrio entre físico y técnica tal que, algunos de sus numerosísimos admiradores le comparan a un "Roberto Baggio" con músculos. Los ejercitó de bien pequeño, cuando se movía en bicicleta en Croxteth, un suburbio al este de Liverpool, en el que él y sus dos hermanos estudiaron en la escuela De la Salle. Wayne fue al campo por primera vez con sólo seis meses cumplicos, en brazos de su madre, Jeannete. Con nueve años se alistó en el Everton y su progresión, después de anotar 72 goles en la Liga colegial cuando tenía 11 años, fue vertiginosa. Fue la mascota de los toffees en un derbi de Merseyside en la temporada 1996-1997. Pulverizó los récords en todas las categorías y con 16 años debutó en la Premier y anotó su primer gol contra el Arsenal, en octubre de 2002, en un partido que sirvió para cortar la racha de 30 partidos sin conocer la derrota de los gunners. Empezaron a llamarle "Roonaldo". No pasó mucho tiempo, apenas dos meses, para que batiera otro récord menos agradable: ser el jugador expulsado más joven en un partido de la Premier. Eran los tiempos en los que pasó de ganar 137 euros a la semana, a 15.600; de ir en bici, a comprarse un par de coches, nada ostentosos, eso sí, un Ford Focus y un Sportka en los que suele escuchar a sus favoritos, Stereophonics, Travis y Tupac Shakur, camino de Goodison Park.

El Everton le firmó un contrato supermillonario en febrero de 2003, pero poco antes de la Eurocopa y ante la insistencia y seriedad de la oferta que le presentaba el Chelsea, los tooffees afrontaron el mayor pago de su historia y un nuevo contrato por el que Rooney pasará a cobrar de 13.000 libras, 19.786 euros, a 35.000 libras, 53.272 euros por semana durante los próximos cinco años.

Rooney, que por cuatro meses no superó el récord del jugador más joven en una Euroliga, en posesión del belga Enzo Scifo desde 1984 con 18 años, 3 meses y 25 días, efectuó un extraordinario estreno ante Francia. Después de una fulgurante carrera de 35 metros del toro inglés, a Silvestre no le quedó otro remedio que hacerle penalti. El lanzamiento lo desaprovechó Beckham.

Rooney y Owen comparten la delantera inglesa, atípica por la baja estatura de ambos. "Cierto, es una extraña pareja, pero si sus compañeros no les sirven balones por arriba, no hay mayor problema", asevera Eriksson. Prueba del perfecto entendimiento de los dos niños ingleses fue el primer gol a Suiza. "No podía fallar el remate. Owen me ha centrado a la perfección", comentó Rooney, el joven prodigio, del que, ya antes de su dos goles y su portentoso partido ante Suiza se decía que "posee la velocidad de Owen, la fuerza de Shearer y la pericia de Dalglish".

Rooney celebra uno de sus goles a Suiza.REUTERS

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