Crónica:Eurocopa 2004 | Primera jornada del Grupo D

Holanda corre más que Alemania

Los de Advocaat regalan el primer tiempo, pero igualan el gol de Frings gracias a un precioso remate de Van Nistelrooy

Recapacitó Holanda y, después de tirar medio partido para suerte alemana, firmó un empate que celebró como un triunfo por ser quien era el rival y por el empeño y racionalidad que puso en el intento de remonte. Así es Holanda: romántica, capaz de condenarse y de resucitar en un mismo partido. Nada nuevo en Alemania, para la que no pasa tampoco el tiempo, insensible al entorno, siempre haciendo las mismas cosas.

Aunque a veces les pierde la prepotencia, los alemanes parte de razón tienen en el fútbol, al menos en ciertas apreciaciones sobre sus partidos contra los holandeses, sus enemigo...

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Recapacitó Holanda y, después de tirar medio partido para suerte alemana, firmó un empate que celebró como un triunfo por ser quien era el rival y por el empeño y racionalidad que puso en el intento de remonte. Así es Holanda: romántica, capaz de condenarse y de resucitar en un mismo partido. Nada nuevo en Alemania, para la que no pasa tampoco el tiempo, insensible al entorno, siempre haciendo las mismas cosas.

Aunque a veces les pierde la prepotencia, los alemanes parte de razón tienen en el fútbol, al menos en ciertas apreciaciones sobre sus partidos contra los holandeses, sus enemigos naturales, sobre todo desde la Copa del Mundo de 1974. Había anunciado Beckenbauer que a Holanda no hace falta ganarla, sino que se derrota sola. Así fue durante un buen trecho del encuentro en el estadio Dragão, pintado de color naranja, manchado únicamente de blanco en una punta del fondo sur, ocupado por la racial hinchada alemana, que sigue recordando que fueron los campeones.

Los 'orange' tuvieron más jerarquía a partir de la cabeza de Sneijder y las piernas de Overmars
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Llegada la media hora, cerca de la línea de banda, ya en campo avanzado holandés, Cocu tiró de mala manera a Lahm, sin venir a cuento, y el árbitro no sólo pitó falta, sino que le sacó la tarjeta amarilla. Frings tomó el cuero y lo bombeó al área de Van der Sar para que defensas, los delanteros y el portero lo saludaran sin más hasta la red. Holanda se había servido y comido su propio gol para fortuna de los alemanes, que se parapetaban estupendamente en la línea de medios y se desplegaban con saña por la izquierda con Frings, un tozudo y robusto tragamillas del Borussia de Dortmund que no para de dar la chapa, un claro signo del tono de la contienda.

Frings actuaba de válvula de escape de una selección muy armada, físicamente inaccesible, de gran poderío. Los alemanes actuaban con determinación y anticipación ante un adversario tan liviano que se lo llevaba el viento. Quizá, para que no se diga que le hacen la alineación, a Advocaat le dio por poner a Zenden y suprimir a Sneijder, de manera que Van der Vaart fue absorbido por la voracidad alemana en menos que canta un gallo y el equipo pareció jugar siempre con un futbolista menos.

Muy ñoña, Holanda fue irreconocible, se extravió y se quedó sin juego, gancho ni alegría durante un tiempo. Fue un equipo insulso al que sólo Cocu le puso picante para mal o bien, pues suyos fueron los únicos pases interiores del primer acto para Van Nistelrooy, que se encogió nada más ver la cara a Kahn en su 35º aniversario. Alemania conquistó el campo con las acciones de estrategia, ganadas en cada balón dividido porque tanto Ballack como Kuranyi pasaban de puntillas, saltando y brincando más que jugando.

A Advocaat no le quedó más remedio en el descanso que regresar sobre sus pasos y corregirse: Overmars y Sneijder entraron en escena en detrimento de Zenden y Davids. Holanda había desperdiciado medio partido, utilizado dos cambios y ya tenía el marcador en contra frente al peor de los rivales. A Alemania difícilmente se le remonta un gol. Holanda, sin embargo, tiene recursos y fútbol para revolcarla. A sus 19 años, Sneijder es uno de los futbolistas más prometedores y queridos, elegido para llevar la bandera del fútbol orange. Jugar en el Ajax y llevar el 14 son signos de distinción en Holanda. A partir de la cabeza de Sneijder y de las piernas de un clásico como Overmars, el equipo tuvo más presencia y jerarquía, recuperó sus señas de identidad, tuvo un sentido más natural del juego, ocupó más racionalmente el campo y se fue a por los alemanes, que aguardaban en su guarida.

Un terreno abonado para ver a Ballack, del que apenas han llegado buenas noticias desde su arribada al Bayern. Jugador muy dinámico, con un gran disparo de media distancia, procuró ofrecerse para conservar y conectar con Kuranyi, el único punta alemán. Poca cosa para el valor que todavía hoy se le supone, aunque le dieran el premio al mejor del partido. Sneijder pareció tener más peso en Holanda, aunque fuera por los golpes francos que tiró, la mayoría obtenidos por Overmars, inmenso por la izquierda, mientras Van der Meyde abría el campo por la derecha.

Alemania intentó parar siempre a Holanda y así imponer su envergadura en la defensa de las faltas y los córners. Y Advocaat aceptó el reto. Así que empleó el tercer cambio en el gigante Van Hooijdonk en vez de Makaay y Kluivert. Le salió bien la jugada porque Van Nistelrooy conectó con un centro desde la derecha de Van der Meyde y mandó la pelota a la red. Un gol tan difícil de entender como el comportamiento del equipo holandés porque el escorzo del ariete resultó muy complicado. Le salió bien la jugada a Advocaat y se salvó de la quema. Al final quedó la sensación de que Holanda había empatado por tenacidad a Alemania, cosa que no está nada mal, aunque sea para tocar las narices a los chicos de Völler. Holanda corrió más que Alemania.

Cocu observa, impotente, cómo se cuela el balón rematado por Frings.REUTERS
Davids se lanza en plancha para desviar el balón ante ScheniderREUTERS

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