Tribuna:Eurocopa 2004 | El técnico que ha puesto el campeonato patas arriba

Es sólo un partido

Jorge Luis Borges ya nos había advertido. Estábamos, si no me engaño, en 1978, en la misma época que ahora. Pasiones idénticas a las de ahora incendiaban los corazones de los hinchas donde una selección nacional alimentase esperanzas de victoria.

El hecho de que 11 jugadores argentinos / hayan ganado a 11 jugadores holandeses / no quiere decir que hayan ganado a Holanda. / Además, ¿por qué ganar a Holanda? / Yo no quiero vencer a Erasmo... comentó él en tres frases lapidarias que yo, sin saber la razón, he retenido en mi memoria compuestas de esta forma, como si de un poema se tratase....

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Jorge Luis Borges ya nos había advertido. Estábamos, si no me engaño, en 1978, en la misma época que ahora. Pasiones idénticas a las de ahora incendiaban los corazones de los hinchas donde una selección nacional alimentase esperanzas de victoria.

El hecho de que 11 jugadores argentinos / hayan ganado a 11 jugadores holandeses / no quiere decir que hayan ganado a Holanda. / Además, ¿por qué ganar a Holanda? / Yo no quiero vencer a Erasmo... comentó él en tres frases lapidarias que yo, sin saber la razón, he retenido en mi memoria compuestas de esta forma, como si de un poema se tratase.

Así, parafraseando al gran escritor: El hecho de que 11 jugadores griegos / hayan vencido a 11 jugadores portugueses / no quiere decir que hayan vencido a Portugal. / Además, ¿para qué vencer a Portugal? / Yo estoy convencido, Sófocles no quiso vencer a Gil Vicente...

A continuación han venido los 11 de España y los 11 de Rusia, después los croatas y los suizos. Sin que por ninguna mente en su perfecto juicio pasara la idea de disminuir a Tchekov ante Cervantes o pedir a Zelimir Brala (embajador croata en Lisboa, mejor conocedor de Camões y Pessoa que el 95% de los portugueses) que cuestionase a Herman Hesse por el mal comportamiento deportivo del jugador suizo expulsado.

Todo lo visto pertenece al sentido común. O debería pertenecer. Los últimos días anunciaban la catástrofe. Una marea de nacional-patriotismo casposo amenazaba el país, transformando los campos de la Eurocopa en el altar de la patria y los jugadores de la selección en sumos sacerdotes de un destino glorioso al alcance de media docena de goles.

La habitual excepción deportiva radiofónica que, por una inexplicable complaciencia, dispensa a los reporteros del fútbol del deber periodístico de equidad parecía haber contaminado toda la cadena profesional. En la radio pública (escuché mal o ¿los reporteros locutores del especial del sábado por la mañana de Antena 1 estaban exultantes por vestirse con la camiseta de la selección?) un periodista invitado se ha declarado desinteresado en procurar la necesaria distancia crítica.

Esta presión de lo futbolísticamente correcto (¿qué otro motivo puede justificar tan sorprendente opción editorial?) ha llevado al Noticias Magazine a dedicar su portada y el tema principal a la "victoria" de Portugal en el campeonato.

La idea que se pretendía graciosa terminó en un cruel ejercicio de prospectiva negra en el primer choque con la realidad, el partido contra Grecia. Dos o tres ejemplos: Nuno Valente (que no ha jugado) "estuvo inmenso"; Rui Jorge (que ha jugado) "no hacía falta"; Fernando Couto (que dio las espaldas al remate victorioso de Karagounis) "estuvo siempre en la lucha"; Petit (que no ha jugado) "fue uno de los pocos totalistas de nuestra selección"; Rui Costa (sustituido por desempeño gris y falta de puntería) "ha sido el patrón creativo" y "ha demostrado tener la puntería acertada".

La inesperada derrota frente a Grecia (justo vencedor) hacía prever el peor de los escenarios. Pero un rápido paseo por Lisboa demostró que la mayoría de la población no abrazó el mundo autista de sus gurús mediáticos: las banderas (novedad paisajística nacional los últimos días) permanecían en mástiles improvisados, en los balcones y las ventanas.

Portugal no ha sido derrotada, sólo ha sido derrotada su selección de fútbol, que todavía puede recuperarse si tiene ingenio, arte y la ayuda de los adversarios. Todos tan buenos como los griegos. Y algunos mejores.

Para quien dude, basta ver los Zidane y los Beckham del espectacular Francia-Inglaterra. Que no han necesitado convocar a Shakespeare y Racine, Churchill o De Gaulle para la prueba del estadio Da Luz.

Adelino Gómes es periodista del diario portugués Público.

Scolari parece pedir explicaciones a sus pupilos.EFE

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