FONDO DE OJO

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Se anuncia una revolución urbanística en el barrio de Les Halles de París. Aquella zona, que parecía intocable para los franceses ya que en ella se desarrollaba en la nocturnidad -desde hacía siglos- el comercio al por mayor de las mercancías que lucirían la mañana siguiente en los mercados, ya había sido desarrollada por Chirac con la ayuda - o sin ella- de nuestro compatriota el arquitecto Bofill, que en aquel momento gozaba de amplio prestigio en los consistorios del mundo. Según el periodista que informa de este evento, la reforma anterior del mercado estuvo marcada por una serie de conces...

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Se anuncia una revolución urbanística en el barrio de Les Halles de París. Aquella zona, que parecía intocable para los franceses ya que en ella se desarrollaba en la nocturnidad -desde hacía siglos- el comercio al por mayor de las mercancías que lucirían la mañana siguiente en los mercados, ya había sido desarrollada por Chirac con la ayuda - o sin ella- de nuestro compatriota el arquitecto Bofill, que en aquel momento gozaba de amplio prestigio en los consistorios del mundo. Según el periodista que informa de este evento, la reforma anterior del mercado estuvo marcada por una serie de concesiones y miedos, de forma que el resultado no contentó a nadie, a no ser al director de cine Marco Ferreri que aprovecho el tremendo agujero que propiciaron las obras para rodar una informal versión de la carga del Séptimo de Caballería con Custer a su mando.

Pero ahora parece que el desaguisado se pretende enmendar, por lo que se ha solicitado el concurso de algunos de los más acreditados arquitectos del mundo -como Jean Nouvel o Rem Koolhaas- para que replanifiquen el terreno y den con la bendita solución por todos deseada.

El alcalde de París no lo tiene fácil, ya que deberá asumir las ideas de Koolhaas que pretende cubrir el espacio con torres transparentes de gran altura y coloreadas; o las de su compatriota Maas que intenta tapar el otrora inmenso agujero con un vidrio multicolor que deje pasar la luz -natural y artificial- en ambos sentidos según sea de día o de noche; o cualquiera de las que se presentan alternativas y que en todo caso suponen una ruptura con lo conocido y superado.

A la vista de estas intervenciones en los espacios que parecían más sagrados e inviolables para la memoria de los ciudadanos, y que más que reabrir nostalgias intentan encontrar soluciones que brinden posibilidades de convivencia y comunicación, incluyendo en el lote el desarrollo del comercio y los servicios en un ámbito que parecía destinado a convertirse en un museo inanimado, surge la duda de porqué en nuestros lares -y con la experiencia habida- cuando se habla de la ampliación del IVAM, o del desarrollo ciudadano por los efectos de la Copa América, o de la nunca definitivamente emprendida obra de la adecuación del Barrio del Carmen en Valencia, o tantos otros proyectos urbanísticos en el espacio de nuestra Comunidad, se tiende de forma inexorable a imitar los criterios que marcaron el primer cambio en Les Halles: proyectos mediocres, frustración segura.

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