Los telediarios del Capitán Garfio

¡Qué guay! Tiene razón el lector que afirma que los telediarios actuales son como de Peter Pan, son descafeinados, son light, flojos, lasos. Ni comparación con los anteriores, los del Capitán Garfio, con su bigotón. Unos telediarios fuertes, recios..., para hombres. Daba gusto escuchar a los secuaces del Capitán informándonos, virilmente, eso sí, sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Era un placer para nuestros oídos escuchar al lugarteniente del Capitán contándonos, con voz de macho-man, por supuesto, cómo un barco se había hundido por la incompetencia de su capitán, qu...

¡Qué guay! Tiene razón el lector que afirma que los telediarios actuales son como de Peter Pan, son descafeinados, son light, flojos, lasos. Ni comparación con los anteriores, los del Capitán Garfio, con su bigotón. Unos telediarios fuertes, recios..., para hombres. Daba gusto escuchar a los secuaces del Capitán informándonos, virilmente, eso sí, sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Era un placer para nuestros oídos escuchar al lugarteniente del Capitán contándonos, con voz de macho-man, por supuesto, cómo un barco se había hundido por la incompetencia de su capitán, que se empeñó en deambular como un borracho por esos mares de dios. Señores, no necesitamos tantas focas y leones marinos; necesitamos hombres duros, marineros varoniles, no Peter Pan amariconados. Como los que teníamos explicándonos que la vía principal de investigación era ETA, no el terrorismo radical islámico. ¡Ah, qué hombres! ¡Cuánto los echamos de menos!...