POESÍA

Todo es muerte en el aire

La lluvia no puede borrar la sangre. El rojo que emana de la herida es más firme que la insistencia del agua. La lluvia se mezcla con las lágrimas. Y son ríos de lágrimas los que corren desde el cielo hasta la tierra y despliegan el negro de los paraguas como banda de luto sobre la muerte. Todo es muerte en el aire. Todos miran la muerte y pierden el rostro. Sólo el rostro de la aflicción se muestra. Y el signo del horror acontecido, negro sobre blanco, para más claridad, como claro fue el estallido que sembró en todos los corazones el pánico. Abandonemos el color. Entreguémonos al llanto por ...

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La lluvia no puede borrar la sangre. El rojo que emana de la herida es más firme que la insistencia del agua. La lluvia se mezcla con las lágrimas. Y son ríos de lágrimas los que corren desde el cielo hasta la tierra y despliegan el negro de los paraguas como banda de luto sobre la muerte. Todo es muerte en el aire. Todos miran la muerte y pierden el rostro. Sólo el rostro de la aflicción se muestra. Y el signo del horror acontecido, negro sobre blanco, para más claridad, como claro fue el estallido que sembró en todos los corazones el pánico. Abandonemos el color. Entreguémonos al llanto por los difuntos, pero encendamos las velas del amor en todas las esquinas. Llamemos al arco iris de la infancia y pidamos que asome en la lontananza. Todo es muerte en aire. Muerte presente que nos acecha y nos desgarra. Muerte que se expande como las ondas sonoras del estruendo y abarca todas las muertes distantes hasta los confines más lejanos en el tiempo y el espacio. Y vemos procesiones de minas, asesinatos y masacres. Leprosas están todas las líneas del horizonte, donde los dedos del mal hurgan en las llagas para avivar el dolor.

Más información

Clara Janés (Barcelona, 1940) es autora de Los secretos del bosque (Visor).

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