Cartas al director

Crímenes (masculinos) contra las mujeres

En uno de los artículos de la página de debate, "Crímenes contra mujeres", de vuestro periódico del 18 de abril, decía la magistrada Montserrat Comas que debe lograrse el derecho de las mujeres a vivir sin violencia. Nadie puede negarse a ello, pero, para hacerlo, un paso es imprescindible: dejar de ocultar que esa violencia es habitualmente ejercida por hombres. Hombres que no son pocos: solamente acusados de violencia en el hogar, 50.000 han sido denunciados por sus víctimas en el año 2003. Existen en ese ámbito muchos más que ejercen violencia psicológica de diferentes grados que no llegan ...

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En uno de los artículos de la página de debate, "Crímenes contra mujeres", de vuestro periódico del 18 de abril, decía la magistrada Montserrat Comas que debe lograrse el derecho de las mujeres a vivir sin violencia. Nadie puede negarse a ello, pero, para hacerlo, un paso es imprescindible: dejar de ocultar que esa violencia es habitualmente ejercida por hombres. Hombres que no son pocos: solamente acusados de violencia en el hogar, 50.000 han sido denunciados por sus víctimas en el año 2003. Existen en ese ámbito muchos más que ejercen violencia psicológica de diferentes grados que no llegan a ser denunciados, pero cuyas parejas sufren su control y dominio, muchas veces sin darse cuenta de ello. Y qué decir del ambito público, la calle, el trabajo... Todos, hombres socializados con un modelo machista de masculinidad, que consideran a las mujeres menos que ellos y que pueden tenerlas bajo disponibilidad incondicional, que creen que pueden (y deben) controlarlas y que se sienten con derecho a violentarlas si ellas se rebelan a su autoridad.

Existe aún un silencio (o pudor, o tolerancia) mediático, institucional y profesional, que dirige la mirada sólo a la víctima y elude señalar esta amplia responsabilidad masculina. No sólo hay asesinos: es necesario decir claramente que la violencia contra las mujeres es un frecuentísimo problema masculino -no femenino- que afecta a las mujeres. Y mientras no se diseñen estrategias globales de actuación también dirigidas a los hombres -violentos o no-, el problema difícilmente se erradicará.

La experiencia mundial muestra que las actuaciones judiciales y policiales son imprescindibles para proteger a las mujeres, pero no son suficientes. Ya algunos organismos internacionales nos dicen que se necesitan estrategias (educativas y de prevención, detección e intervención precoz y eficaz) dirigidas específicamente a los hombres (niños, adolescentes, adultos) y no sólo a la población general. Actuaciones que tengan por norte la valoración de la igualdad, el respeto, el cuidado, la no violencia y la búsqueda de soluciones dialogadas a los conflictos (valores, por supuesto, antimachistas), y que alienten a los hombres que se consideran no violentos a romper el silencio, a expresar su indignación y vergüenza por la violencia de otros hombres, y a asumir el compromiso de enfrentarse a cualquier conducta que suponga maltrato de cualquier tipo hacia las mujeres.

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