Reportaje:

"La cantera es el único modelo posible"

Carlos Queiroz reafirma la tesis de Florentino Pérez en el peor momento del club desde que éste llegara a la presidencia

En la superficie, los números del Madrid en la Liga no son alarmantes. Son más o menos parecidos a los que registró en los últimos tres años. A estas alturas de la temporada pasada, el Madrid marchaba firme por Europa rumbo a la semifinal de la Liga de Campeones, sumaba 64 puntos en la Liga, era líder, y el campeonato le esperaba. Este año acumula 67 puntos y su juego deja entrever la misma tendencia irregular. La diferencia está en que ni es líder de la Liga, ni tiene opciones en otros torneos, todos perdidos de manera humillante, ni cuenta con una plantilla que le de solidez defensiva cuando...

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En la superficie, los números del Madrid en la Liga no son alarmantes. Son más o menos parecidos a los que registró en los últimos tres años. A estas alturas de la temporada pasada, el Madrid marchaba firme por Europa rumbo a la semifinal de la Liga de Campeones, sumaba 64 puntos en la Liga, era líder, y el campeonato le esperaba. Este año acumula 67 puntos y su juego deja entrever la misma tendencia irregular. La diferencia está en que ni es líder de la Liga, ni tiene opciones en otros torneos, todos perdidos de manera humillante, ni cuenta con una plantilla que le de solidez defensiva cuando pierde contundencia ofensiva. Sin Makelele y sin Hierro, el Madrid se quedó sin dos marcadores de una jerarquía imposible de hallar en la cantera a medio plazo. Sin Morientes perdió a su mejor cabeceador. Sin Del Bosque -al que Florentino Pérez consideró caduco, del corte de Miguel Muñoz- se quedó sin un líder conciliador y afectuoso.

"¡Yo de ese tema no voy a hablar!", responde un veterano, interrogado por los balones aéreos
El Madrid es el equipo que más goles recibe por alto, sumando córners y centros al área
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A diferencia del Madrid de los tres primeros años del ciclo de Florentino Pérez, el equipo actual es el resultado de haber dado un paso más hacia el proyecto ideal que soñó el presidente y sus colaboradores del mundo de la empresa. Una apuesta cada día más pura por deslumbrar con figuras, sin prestar mucha atención a las viejas reglas de armonía entre ataque y defensa. Que lo primero es más rentable que lo segundo y que todo se andará. Como dijo Pérez el domingo, en Canal +, no hay por qué cambiar de proyecto. Al contrario: "El proyecto se asienta sobre dos pilares: la cantera y los mejores jugadores del mundo (...). Tenemos que profundizar en él".

En la superficie del Madrid no se advierten desórdenes. Pero los jugadores están agotados, espantadizos, sobrepasados por una melancolía que los lleva a sentirse un poco ajenos. Cuando Jorge Valdano, director general deportivo, dijo la semana pasada, después de perder en Mónaco, que había que confiar en esta plantilla porque la componían "los mismos jugadores que ganaron siete títulos en los últimos tres años", hubo alguno en el vestuario que puso el grito en el cielo. Los de mejor memoria recordaron que no había por qué olvidarse tan pronto de Hierro, Morientes, Makelele, Flavio, Savio, Karanka, Campo, McManaman... Todos futbolistas difíciles de encajar tanto en el la casilla de canteranos como en la de figuras mediáticas. Todos deshechados por el proyecto de Pérez, que desde el año pasado cristalizó en continuas e incansables sugerencias a Del Bosque -por activa o por pasiva- para que diera más minutos a canteranos como Borja y Portillo.

Esta temporada, el técnico, Carlos Queiroz, obedeció: ha concedido a Portillo 363 minutos en Liga (un gol), frente a los 205 (cinco goles) que le dio Del Bosque el pasado curso. Eso antes de que Queiroz se hartara de Portillo, y proclamase: "La cantera no es chistera a la que se acude a buscar jugadores como conejos".

La facilidad con la que cualquier delantero hace daño al Madrid es un síntoma de desequilibrio. Que Antonio López, lateral de Osasuna, abriera una brecha en el equipo más lujoso del planeta a fuerza de lanzar saques de banda, causa pavor.

Y esto no es obra de Queiroz tanto como del plan de altas y bajas de los últimos tres años. Que Pérez esgrimiera "razones técnicas" para no renovar a Hierro obliga a preguntarse por la autoría de los técnicos que dieron tales razones al presidente, si los hubo, y en qué se fundamentaba la convicción técnica de que con pavones se cubrirían los huecos.

El Madrid de la temporada pasada recibía más centros en su área, pero encajaba menos goles porque tenía jugadores más experimentados para defenderse. Con Hierro, Makelele y Helguera, el equipo recibía 26,4 centros por partido de media, frente a los 24 centros que le llueven de media a Helguera, Bravo, Mejía, Pavón y Beckham. La diferencia está en la nitidez con que los rivales rematan al Madrid actual, que ha encajado 15 goles a la salida de un centro, frente a los 11 que recibió en todo el último campeonato. Las cifras denuncian unos agujeros en el juego aéreo como no lo había tenido el Madrid en muchos años. En Liga de Campeones se observa el dato más demoledor: de los 11 goles recibidos, seis fueron cabezazos. En Liga, el Madrid es el conjunto más vulnerable a la salida de un córner: ha sufrido 30 remates y cinco goles. El año pasado le remataron en 30 ocasiones y no encajó ningún tanto. Esta temporada, el equipo no gobierna sus ventajas. De nada le sirvió adelantarse al Zaragoza en la final de Copa y de nada le sirvió aventajar 5-2 al Mónaco. A los rivales les bastó con colgar balones sobre el área de Casillas.

Preguntar en estos días a un defensa del Madrid por la contención de los balones colgados es mentar la soga en casa del ahorcado. "¡Yo de ese tema no voy a hablar!", se protegen. Están hartos del papel de culpables que tienen que interpretar. Se sienten desasistidos por el resto del equipo.

Mejía decía hace una semana: "Esto se soluciona con compromisos personales. Con atención. No se entrena. No tenemos un cabeceador natural, aparte de Helguera. Pero eso no debe suponer un problema. Podemos coger camiseta, desequilibrar, estorbar, cortar la carrera para tomar impulso...".

Ayer, Valdano anunció que el equipo iba a trabajar algunos aspectos "a puerta cerrada". El director dijo: "El equipo necesita intimidad. Hay muchas cosas que se deben corregir en voz alta y conviene que no haya testigos".

Después, Valdano advirtió: "Conviene que nadie nos descarte de la Liga. Ahora nos enfrentamos al Atlético, el Barça y el Depor y en la ida solventamos esos tres partidos con éxito con los mismos jugadores. No podemos caer en la trampa de la negatividad".

Entretanto, y quizá pendiente de no caer en la trampa, Carlos Queiroz, dio un giro copernicano. Si no hace mucho el portugués había intentado argumentar un discurso relativista frente a quienes reclamaban el uso de la cantera a ultranza, ayer, en una conferencia en el Hotel Palace se cuidó mucho de hacer matices: "La cantera es el único modelo posible", dijo el técnico; "la cantera supone la historia, símbolo y raíz del club".

Por otra parte, el madridista Enrique Sobrino anunció ayer que apoyará una candidatura presidencial que le dispute a Pérez la reelección el próximo verano.

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