LA OFENSIVA TERRORISTA | Las propuestas de los musulmanes

El Estado renunció en 1991 a financiar el islam

La inmigración magrebí ha disparado el censo de musulmanes en España. Este grupo social en crecimiento registra un choque frontal entre partidarios de un islam tolerante y fundamentalistas. La falta de ayuda oficial anima, según los moderados, las maniobras de grupos integristas financiados por Arabia Saudí para hacerse con el control político de esta religión. La Embajada saudí en España ha desmentido cualquier intención de influir tras los petrodólares que inyecta en centros de culto. Pero en las 45 mezquitas existentes el enfrentamiento es evidente.

La práctica totalidad de la...

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La inmigración magrebí ha disparado el censo de musulmanes en España. Este grupo social en crecimiento registra un choque frontal entre partidarios de un islam tolerante y fundamentalistas. La falta de ayuda oficial anima, según los moderados, las maniobras de grupos integristas financiados por Arabia Saudí para hacerse con el control político de esta religión. La Embajada saudí en España ha desmentido cualquier intención de influir tras los petrodólares que inyecta en centros de culto. Pero en las 45 mezquitas existentes el enfrentamiento es evidente.

La práctica totalidad de las más de 100 asociaciones islámicas inscritas en España están divididas entre la Federación de Entidades Religiosas Islámicas (FERI), presidida por el español Antonio Carrasco, y la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), presidida por el sirio Ryad Tatari. Representantes de ambos organismos comparten la secretaría general de la Comisión Islámica de España, que es el organismo encargado de tratar con el Estado.

Sin financiación

En 1991 Tatari firmó con el Estado un acuerdo que no contempla el capítulo de la financiación. Para el Gobierno aquella firma fue un éxito económico. A la vista del riesgo de radicalización que ahora aflora, no está tan claro que lo fuera también político. Los musulmanes se quedaron sin apoyo del Estado y pasaron a depender de la financiación de los países islámicos. Fundamentalmente, de Arabia Saudí, en donde impera la intransigente escuela wahabí, que tantos informes contrarios ha inspirado a grupos defensores de los derechos humanos como Amnistía Internacional.

El papel de la Embajada de este país como supuesta transmisora de las directrices de las autoridades religiosas wahabíes ha sido muy polémico. Arabia Saudí financia el Centro Cultural Islámico de Madrid, donde está la mezquita más grande de Europa. Sin embargo, las autoridades de este organismo han negado la financiación de Riad: "Pertenecemos a la Liga del Mundo Islámico. Esta organización internacional, que es la que abona nuestros sueldos, agrupa a todos los países musulmanes del mundo con el mismo derecho de voto", afirmó su portavoz. Pero a nadie se le escapa que Arabia Saudí ejerce un control prácticamente absoluto en la Liga.

El presidente de la UCIDE, el sirio Tatari, es también director de la importante mezquita del barrio madrileño de Estrecho, sobre la que han pesado acusaciones de recibir dinero de los saudíes y de los Hermanos Musulmanes [grupo fundamentalista de origen egipcio]. Él las ha desmentido.

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