Una película rara y simbólica

El actor argentino Leonardo Sbaraglia considera que la película La puta y la ballena, que protagoniza junto a la actriz española Aitana Sánchez Gijón, es "rara, con un lenguaje muy ambicioso, muy simbólico". En una entrevista publicada el sábado por el diario argentino Página/12, Sbaraglia sostuvo que en el largometraje, dirigido por el argentino Luis Puenzo, "varios de los personajes de la película son máscaras, mi personaje está exacerbado en la sonrisa". En el filme, que se estrenó en Buenos Aires la semana pasada, y en el que Sbaraglia interpreta a un fot...

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El actor argentino Leonardo Sbaraglia considera que la película La puta y la ballena, que protagoniza junto a la actriz española Aitana Sánchez Gijón, es "rara, con un lenguaje muy ambicioso, muy simbólico". En una entrevista publicada el sábado por el diario argentino Página/12, Sbaraglia sostuvo que en el largometraje, dirigido por el argentino Luis Puenzo, "varios de los personajes de la película son máscaras, mi personaje está exacerbado en la sonrisa". En el filme, que se estrenó en Buenos Aires la semana pasada, y en el que Sbaraglia interpreta a un fotógrafo de los años treinta que se enamora de una prostituta, también actúan las españolas Mercé Llorens y Belén Blanco. Según Sbaraglia, Puenzo, el director de esta coproducción argentino-española y ganador del Oscar con la película La historia oficial, "tiene un gran dominio técnico y muchísima experiencia expresiva". El actor de Caballos salvajes, que actualmente reside en Madrid, reveló que quiere volver a vivir en Argentina y señaló que ahora puede trabajar "en cualquier lado". También ironizó con el hecho de que la película tenga un presupuesto de tres millones de dólares "quizás enoje a alguien" porque "lo políticamente correcto en el cine independiente es una película de bajo presupuesto". Pero, en su opinión, "no se puede estar pendiente de las millones de opiniones sobre uno. En determinado momento se empieza a asumir que hay gente a quien le gusta y gente a la que no. El entorno es importante, pero no se puede tener un eco sobre lo que piensan todos. Porque uno termina con el rol que los demás quieren que uno tenga", concluyó Sbaraglia

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