Él prefiere un autógrafo de Lula

Francisco Basilio Cavalcante, de 55 años, barrendero del aeropuerto de Brasilia, nunca pudo imaginar que un día los ministros, senadores y diputados que pasan cada día por los suelos que él barre llevarían en la mano los periódicos con su foto en primera página. Todo porque el honrado trabajador, que gana 120 euros limpiando uno de los retretes del aeropuerto, se encontró una bolsa con 10.000 dólares dentro. La tentación era grande, pero venció su sentido del deber y entregó el dinero a la policía, que encontró al dueño de la bolsa, un turista suizo que iba para Manaus que, por cierto, ...

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Francisco Basilio Cavalcante, de 55 años, barrendero del aeropuerto de Brasilia, nunca pudo imaginar que un día los ministros, senadores y diputados que pasan cada día por los suelos que él barre llevarían en la mano los periódicos con su foto en primera página. Todo porque el honrado trabajador, que gana 120 euros limpiando uno de los retretes del aeropuerto, se encontró una bolsa con 10.000 dólares dentro. La tentación era grande, pero venció su sentido del deber y entregó el dinero a la policía, que encontró al dueño de la bolsa, un turista suizo que iba para Manaus que, por cierto, no dio ni una propina al barrendero. Las autoridades del aeropuerto llamaron a Cavalcante y le dijeron que querían hacerle un regalo. El barrendero les respondió: "Mi mejor regalo es que esta noche voy a dormir en paz y además mi mujer me ha alabado". Como insistieron, dijo que le gustaría poder darle la mano al presidente Lula. Dicho y hecho. Lula le recibió inmediatamente en su despacho y le firmó un autógrafo en la camiseta que llevaba puesta mientras le decía: "Con trabajadores como usted uno se siente orgulloso de ser brasileño". Le preguntó si quería cambiar de trabajo en el aeropuerto para ganar más: "No, estoy bien donde estoy", le respondió, "porque me gusta barrer". Y seguirá barriendo, pero ya como famoso.-

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