MATANZA EN MADRID | Las víctimas

MARÍA DEL PILAR PÉREZ MATEO / Tía y sobrino

María del Pilar Pérez Mateo tenía 28 años y, desde hacía un mes, trabajaba como teleoperadora en el departamento de información en la Agencia Tributaria. Era interina. Por las tardes estudiaba para conseguir hacerse con una plaza fija.

El salón de su casa de Coslada -en la que vivía con su madre, Concha, y con su hermano Ángel- tiene tantos juguetes que parece una guardería. Todos eran para su sobrino Jorge, de dos años.

"Ella se volcaba en el niño". Su madre recuerda que, al final, identificaron a Pilar gracias a que llevaba en el bolso una fotografía de Jorge: "Se la iba a ense...

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María del Pilar Pérez Mateo tenía 28 años y, desde hacía un mes, trabajaba como teleoperadora en el departamento de información en la Agencia Tributaria. Era interina. Por las tardes estudiaba para conseguir hacerse con una plaza fija.

El salón de su casa de Coslada -en la que vivía con su madre, Concha, y con su hermano Ángel- tiene tantos juguetes que parece una guardería. Todos eran para su sobrino Jorge, de dos años.

"Ella se volcaba en el niño". Su madre recuerda que, al final, identificaron a Pilar gracias a que llevaba en el bolso una fotografía de Jorge: "Se la iba a enseñar a sus compañeras de trabajo". La última noche que pasaron juntos tía y sobrino no pararon de reírse. Se revolcaron por el suelo, se hicieron cosquillas, se besaron...

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Pilar no quería tener hijos, le bastaba con el de su hermana Concepción. Jorge cree que su tía todavía está trabajando y que, por eso, no pasa las tardes con él y con su abuela jugando. Las paredes de la habitación de Pilar están llenas de fotografías del crío; muchas las hizo ella.

Era "la manitas de la familia". Su madre recuerda que siempre andaba entre lijadoras y herramientas de bricolaje. Prácticamente todos los muebles de su habitación se los construyó ella misma. Con el ordenador, lo mismo. Ella era la que lo dominaba y la que le resolvía los problemas informáticos a su hermano Ángel.

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En una de las paredes de su habitación hay un rompecabezas enorme. Su madre recuerda cuánto les costó acabarlo a las dos: "Yo me rendía muchas veces, pero ella seguía intentándolo. Era muy constante". Concha era para María del Pilar "compañera, madre y amiga" desde que murió su padre cuando tenía 14 años.-

María del Pilar Pérez Mateo.

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