MATANZA EN MADRID | Las víctimas

El primero que llegó al 12 de Octubre y avisó del atentado

Tiene unos enormes y joviales ojos azules, pero no se los deja fotografiar. José Luis Isabel Torres (de 24 años, Parla) fue el primero en llegar al hospital 12 de Octubre en la camilla que pidió a un guarda de Renfe.

El tren que todos los días le traslada desde Atocha hasta la constructora Necso, donde trabaja como técnico en prevención de salud laboral, estalló nada más cerrar sus puertas en la misma estación. Fue el primero en escapar. Subía por las escaleras mecánicas cuando oyó una segunda deflagración. Sabía que era un atentado. Se acercó al guarda y le pidió una ambulancia. Al lle...

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Tiene unos enormes y joviales ojos azules, pero no se los deja fotografiar. José Luis Isabel Torres (de 24 años, Parla) fue el primero en llegar al hospital 12 de Octubre en la camilla que pidió a un guarda de Renfe.

El tren que todos los días le traslada desde Atocha hasta la constructora Necso, donde trabaja como técnico en prevención de salud laboral, estalló nada más cerrar sus puertas en la misma estación. Fue el primero en escapar. Subía por las escaleras mecánicas cuando oyó una segunda deflagración. Sabía que era un atentado. Se acercó al guarda y le pidió una ambulancia. Al llegar al 12 de Octubre advirtió a los sanitarios que se prepararan a recibir una avalancha de heridos. Lo cuenta sonriente, con su mano izquierda en alto, vendada. La tiene perforada por la metralla. Los médicos confían en reconstruirla el próximo jueves mediante un trasplante óseo de su propia cadera.

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"Me ha pillado", dijo a sus padres nada más llegar al hospital. Su padre es concejal de Servicios Generales del Ayuntamiento de Parla y salió disparado junto a su esposa hacia el centro sanitario. Hasta las once de la mañana no dieron con él. Estaba en la habitación, donde lo primero que hizo fue enchufar la televisión. "Tele 5, por supuesto", dice airado. "Sólo pongo Tele 5 para ver las noticias".

Lo primero que exigió a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, cuando le visitó es que pudiera votar el domingo. Así fue: una ambulancia le trasladó a su colegio electoral. Cinco días después del atentado asegura que es el único de la planta que no padece secuelas. Lo único que le preocupa es su mano. Se ha tragado todas las imágenes de las televisiones sin inmutarse. Sólo se derrumbó cuando sus jefes acudieron a verle.

Aunque llama "hijos de puta" a quienes pusieron las bombas, cree que éstas son el fruto de la política exterior de Aznar. Está indignado con el PP "por no haber escuchado los mensajes del pueblo. Las urnas no dan barra libre a los gobiernos para tomar decisiones como la de ir a una guerra", dice profundamente satisfecho por el triunfo del PSOE, el partido en el que milita.

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