Entrevista:ISABEL CARRASCO | Psicóloga

"Habrá problemas de ansiedad y pánico"

Pregunta. Usted ha vivido la tragedia en Ifema, atendiendo a las familias que iban a reconocer los cuerpos. ¿Tenían ganas de escucharla?

Respuesta. Es al revés. Nosotros escuchamos. No es terapia. Eres receptor de esto que estamos oyendo aquí: de llanto, de ira, de gritos, de insultos.

P. ¿Cómo se enteró de lo sucedido?

R. Yo vivo en Atocha, justo al lado. Puse el televisor cuando aún decían que había sólo heridos. Después me fui asustando. Y bajé a las nueve y cuarto, para irme a trabajar. Me puse a llorar.

P. ¿Los familiares acep...

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Pregunta. Usted ha vivido la tragedia en Ifema, atendiendo a las familias que iban a reconocer los cuerpos. ¿Tenían ganas de escucharla?

Respuesta. Es al revés. Nosotros escuchamos. No es terapia. Eres receptor de esto que estamos oyendo aquí: de llanto, de ira, de gritos, de insultos.

P. ¿Cómo se enteró de lo sucedido?

R. Yo vivo en Atocha, justo al lado. Puse el televisor cuando aún decían que había sólo heridos. Después me fui asustando. Y bajé a las nueve y cuarto, para irme a trabajar. Me puse a llorar.

P. ¿Los familiares aceptan la ayuda de un psicólogo?

R. Sí. Han estado muy bien. Tú tienes que estar con ellos desde que llegan, y eres tú quien tienes que darles la información de si su familiar ha muerto o no. Así nos lo pide la Policía Científica. Ellos te solicitan ayuda en todos los sentidos: gestiones, cómo pueden repatriar un cadáver, si les va a costar dinero o no.

P. ¿Qué consuelo les suponen ustedes?

R. Tener a alguien físicamente, porque, sobre todo el primer día, muchos venían solos. Y te preguntan cómo enfrentarse a la situación. Un papá me preguntaba, mientras le acompañaba a identificar a su mujer, cómo decir a su hija de seis años que su mamá había muerto. Le contesté que tenía que decirle la verdad.

P. ¿Los niños asimilan tragedias así?

R. Los niños ahora ya no tienen sólo fobias a la oscuridad, al miedo, sino a que les pongan una bomba. Me lo dicen niños de siete y ocho años.

P. ¿Aconseja a los afectados que olviden?

R. Yo creo que olvidarse no se puede olvidar. Hay un duelo que pasar, y si no se pasa es patológico. Es bueno que ahora expresen y que saquen. Si no, puede convertirse luego en una depresión.

P. Ustedes son el primer paño de lágrimas. ¿Y luego?

R. Les decimos que no tienen por qué pasarlo solos. Que aunque nosotros nos vayamos, tras los primeros momentos, van a haber otros servicios. El Ayuntamiento me ha llamado porque va a poner una lista de psicólogos para atenderles después. Esto es positivísimo.

P. La respuesta de la ciudad, de la gente, ¿les arropa, o en esos momentos están más pendientes de su dolor?

R. Sí les ayuda, y lo decía un ecuatoriano: "Me siento bien porque me está tratando muy bien esta gente, me está apoyando mucho, me siento protegido". Que haya médicos, enfermeras, comida, que vean que la gente va a dar sangre a millares...

P. ¿Madrid se resentirá? ¿La ciudad queda herida, más allá de la conmoción y las reacciones del primer momento?

R. A corto plazo, es posible. Y estoy segura de que, a nivel psicológico, es muy probable que aparezcan más problemas. Y no hablo de la población que ha sufrido esto. Porque te genera una situación de indefensión, de que a cualquier persona le podía haber ocurrido. Y los seres humanos nos deprimimos cuando nos sentimos indefensos. Habrá problemas de ansiedad, ataques de pánico... Es inevitable.

P. ¿Qué es lo que más le ha impresionado?

R. Me sorprendió el jueves lo bien que lo llevaban. Lloraban,pero no hubo ni un ataque. O decían: "Yo creo que está muerto porque en una lista he visto que tenía al lado una cruz". Había como una especie de tranquilidad. Ahora, cuando ya lo saben, hay situaciones de llanto muy fuerte. Es una reacción normal. Lo primero que hay es una negación: es mentira. El coco es muy sabio y se tiene que proteger. Y esperaban que tú llegases y les dijeses que estaba en la lista de los hospitales. Cuando se enteraban de que así era, algunos saltaban de alegría. Es una reacción normal. Como la de insultar a los autores, a políticos, a todos.

P. Profesionalmente, ¿es lo más fuerte que ha vivido?

R. Sí [llora]. Sinceramente, pensaba que igual no lo podía soportar. Pero es mi trabajo. Y también te cuidas. Yo tenía clarísimo que no quería entrar en la sala de los cadáveres. El viernes ya entré, pero preguntando antes en qué condiciones estaba el cuerpo, y cuando los cadáveres estaban ya en ataúdes o en bolsas.

Isabel Carrasco, el viernes en Ifema, a cuyo pabellón número 6 fueron trasladados los cadáveres tras el atentado para su identificación.ULY MARTÍN

PERFIL

Tiene 38 años, es bilbaína y ejerce la psicología clínica -depresiones, psicopatías, ansiedades, fobias-, aparte de dedicarse a la formación. Acudió voluntariamente, como tantos otros, a socorrer a los familiares de las víctimas del terror. Le ha costado muchas lágrimas, y cree que no lo olvidará mientras viva.

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