España vota bajo el síndrome del peor atentado de su historia

España acude hoy a las urnas en una situación política sin precedentes: unas elecciones generales celebradas inmediatamente después de un atentado como el que provocó el jueves 200 muertos y más de 1.500 heridos, el peor de su historia. Nadie sabe cuál puede ser el efecto sobre los 34.563.545 votantes 72 horas después de la matanza. Como tampoco se sabe cómo reaccionará el electorado ante la falta de información definitiva sobre los autores del atentado. Varios miles de personas se manifestaron ayer en Madrid y Barcelona ante las sedes del PP para criticar la actuación del Gobierno en la inves...

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España acude hoy a las urnas en una situación política sin precedentes: unas elecciones generales celebradas inmediatamente después de un atentado como el que provocó el jueves 200 muertos y más de 1.500 heridos, el peor de su historia. Nadie sabe cuál puede ser el efecto sobre los 34.563.545 votantes 72 horas después de la matanza. Como tampoco se sabe cómo reaccionará el electorado ante la falta de información definitiva sobre los autores del atentado. Varios miles de personas se manifestaron ayer en Madrid y Barcelona ante las sedes del PP para criticar la actuación del Gobierno en la investigación del 11-M. La diferencia en estas elecciones la puede marcar la participación de 1.957.912 nuevos votantes jóvenes, que tradicionalmente registran un elevado índice de abstención y que quizá se movilicen, en un sentido o en otro, ante la brutalidad del atentado. Ese sector del electorado puede también jugar un papel clave para decidir si el Partido Popular obtiene o no la mayoría absoluta. Los últimos sondeos publicados hace una semana situaban al PP cerca de ese objetivo, aunque se registraba también un progresivo ascenso del PSOE. La conmoción que provocó la masacre interrumpió el jueves una campaña que nació marcada por el anuncio de una tregua de ETA en Cataluña, tras la entrevista del líder de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, con dirigentes terroristas. La ausencia de debates entre los dos principales líderes, las críticas a la utilización por parte del Gobierno de los medios de comunicación oficiales y las rebajas fiscales ofrecidas por PP y PSOE fueron los temas dominantes de la campaña.

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