Cartas al director

Homenaje a Madrid / 4

El día después amaneció lluvioso, gris, plomizo. Claro, hubiese sido ilógico e impensable que el sol apareciera después de tanto horror. Todavía el ruido de las bombas parecía poder oírse.

De golpe se hizo el mediodía y alguien apretó pause. Debe de haber sido Dios, porque frenó todo. Los coches pararon allí donde estuviesen. Los peatones hicieron lo mismo. Los medios de transporte público también frenaron su marcha. Por quince minutos Madrid se homenajeó a sí misma. En esos quince minutos Madrid se graduó en civismo. El día del atentado había aprobado con notable su primer exame...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El día después amaneció lluvioso, gris, plomizo. Claro, hubiese sido ilógico e impensable que el sol apareciera después de tanto horror. Todavía el ruido de las bombas parecía poder oírse.

De golpe se hizo el mediodía y alguien apretó pause. Debe de haber sido Dios, porque frenó todo. Los coches pararon allí donde estuviesen. Los peatones hicieron lo mismo. Los medios de transporte público también frenaron su marcha. Por quince minutos Madrid se homenajeó a sí misma. En esos quince minutos Madrid se graduó en civismo. El día del atentado había aprobado con notable su primer examen; pero hoy se graduó.

Debo de confesar que llevo ocho meses en esta ciudad y que hasta hace dos días me parecía una hermosa ciudad. Pero ahora he visto lo que es capaz de hacer Madrid por sí misma. He visto una solidaridad que jamás había imaginado que pudiera existir. He visto una unión, que tan sólo dos días antes era impensable y menos aún en pleno final de una feroz campaña electoral. Madrid se ha ganado todo mi respeto y no por lástima, no por compasión, sino por la emoción que me causó sentirme con tanta admiración.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En