Sondeos continuos

Menos mal que nadie dice creer en las encuestas porque si así fuera más de uno estaría ahora tirándose de los pelos. Unos por exceso y otros por defecto, lo cierto es que todos los partidos políticos prefieren guardar las distancias o, mejor dicho, las apariencias, para visualizar, en definitiva, que no pasa nada. Se limitan a contestar machaconamente que la mejor encuesta posible es la del día de las votaciones. De modo que hasta entonces lo que hay que hacer es restar importancia al contenido y a unos datos que vienen, prácticamente en todos los casos, a coincidir en una foto casi fija. Habl...

Menos mal que nadie dice creer en las encuestas porque si así fuera más de uno estaría ahora tirándose de los pelos. Unos por exceso y otros por defecto, lo cierto es que todos los partidos políticos prefieren guardar las distancias o, mejor dicho, las apariencias, para visualizar, en definitiva, que no pasa nada. Se limitan a contestar machaconamente que la mejor encuesta posible es la del día de las votaciones. De modo que hasta entonces lo que hay que hacer es restar importancia al contenido y a unos datos que vienen, prácticamente en todos los casos, a coincidir en una foto casi fija. Hablan de ligero crecimiento del PSOE y de estancamiento del PP e, incluso, de un cierto declive del PA e IU en Andalucía.

Ya lo han advertido destacados dirigentes socialistas. No hay que fiarse para nada de estos cantos de sirena. Es necesario mantener la tensión para lograr la máxima movilización de su electorado, con el fin de conseguir altas cotas de participación, requisito que, a la larga, constituiría la mejor garantía para hacer realidad lo que esos sondeos apuntan. Por su parte, los populares confían en ese principio que señala que la realidad siempre supera lo que señalan los sondeos, así que tampoco es para tanto.

Pero, a diferencia de otras ocasiones, el conocimiento público a diario de la evolución del electorado durante la campaña puede jugarles una mala pasada. Es una de las principales novedades a destacar respecto a campañas anteriores. Está por ver el efecto que produce pero, desde luego, no tiene que ser muy positivo para los populares el que, a diario, se conozca, tal y como ya está ocurriendo, que el PSOE recorta, paulatinamente, sus distancias con respecto al PP en todo el país, según lo pone de manifiesto El Pulsómetro de la Cadena SER realizado por el prestigioso Instituto Opina.

Tal vez esta circunstancia haga cambiar la estrategia al PP, pero lo cierto es que de continuar esta tónica de retroceso, no se puede descartar que adopten giros bruscos y se apliquen otros recursos para no perder terreno. Porque, si en el ámbito estatal pintan bastos, cabe preguntarse qué pasará aquí en Andalucía.

Registros

Por lo visto hasta ahora, es difícil que se puedan incorporar por parte de los populares nuevos registros con los que imprimir un impulso a su campaña. Tienen a una candidata, Teofila Martínez, que se autodenomina "mujer peleona", condición que la hace mostrarse continuamente enfadada, desgañitándose por ahí en esa alocada carrera como pollo sin cabeza, según le recordaba días atrás en estas mismas páginas el ex senador del PP por Almería, Manuel Arqueros Orozco.

Así las cosas, no resulta difícil adivinar los derroteros por los que transcurrirá el debate en la RTVA entre los cuatro candidatos previsto para esta semana. Lo que está claro es que entramos en una fase en la que unos y otros han de acentuar más que nunca sus esfuerzos. En este sentido, resulta llamativa la atención que dedica el PP a la provincia de Sevilla, circunscripción en donde el PSOE cosecha sus mejores resultados y en donde hay posibilidades de crecimiento. De no ser así, podrían rodar cabezas, ya que en la sede central del PP en Madrid no se explican los pocos réditos que, sistemáticamente, obtienen en esta zona. Ya se ha puesto manos a la obra el vicepresidente segundo, Javier Arenas, quien juega en casa; por tanto, no hay nada que temer.

Es cierto, además, que se observa en el candidato socialista, Manuel Chaves, una idea fija en todas sus intervenciones: tratar de ayudar a Rodríguez Zapatero a llegar a La Moncloa, algo que es inmediatamente interpretado por sus contrincantes como una forma de adulterar el debate estrictamente andaluz. Pero mucho cuidado ha de tener Martínez en su discurso porque, de seguir así estos sondeos diarios, es muy posible que se vea abocada a tratar, también ella, de tapar agujeros para recopilar en esta comunidad el máximo de apoyos a Mariano Rajoy, el mismo que en su día llegó a confesar en un acto en la capital andaluza, ante un cualificado foro de empresarios, que había que estudiar por qué nunca el PP gana en esta tierra. La respuesta puede que la tenga el próximo 14 de marzo.