Crónica:LA CRÓNICA

Palabrotas

Entro en La Casa del Llibre a comprar un libro de Gregory Benford que va del futuro y en la contraportada leo que el autor forma parte, junto con Greg Bear y David Brin, de "las tres b de la ciencia-ficción moderna". Vaya. El pobre Isaac Asimov, por culpa de tener un apellido que empieza por a, se quedó fuera del tripartito. Claro que Asimov podría formar parte, junto con Martin Amis y Woody Allen, de las tres a del talento. La cuestión es echarle un poquito de morro. Me informa Màrius Serra de que a estos grupos de palabras con la misma inicial se les llama "isoacrónimos"...

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Entro en La Casa del Llibre a comprar un libro de Gregory Benford que va del futuro y en la contraportada leo que el autor forma parte, junto con Greg Bear y David Brin, de "las tres b de la ciencia-ficción moderna". Vaya. El pobre Isaac Asimov, por culpa de tener un apellido que empieza por a, se quedó fuera del tripartito. Claro que Asimov podría formar parte, junto con Martin Amis y Woody Allen, de las tres a del talento. La cuestión es echarle un poquito de morro. Me informa Màrius Serra de que a estos grupos de palabras con la misma inicial se les llama "isoacrónimos". Y el caso es que sirven para montar cualquier teoría. No hace mucho, Ken Loach dijo en una entrevista que "el mundo está dominado por las tres b del momento: Berlusconi, Blair y Bush". Aznar tuvo más suerte. Y Carlos Fuentes opina que la guerra en Irak fue "la guerra de las tres i: innecesaria, imperial e idiota". Así que nada, nada. Me voy a la hemeroteca y me pongo a buscar isoacrónimos por orden alfabeto.

Los isoacrónimos, grupos de palabras que tienen la misma inicial, permiten montar cualquier teoría sobre la realidad

Para empezar, visito la página web judaismohoy.com. En ella recomiendan que practiquemos las tres a de la armonía matrimonial: "atención, afecto y apreciación". Y nos lo explican. Atención significa respetar y escuchar. Afecto es preocuparse con amor incondicional. Y "apreciación es darte cuenta de lo que es bueno y lo que es correcto, y vocalizarlo". Te recomiendan que practiques diariamente las tres a y tendrás garantizado un matrimonio más cálido, un hogar más estable y feliz, e hijos más sanos. Claro que, para el líder del Partido Andalucista José Manuel Marín las tres a son otras: "alcantarillado, alumbrado y asfaltado". Si seguimos con la b nos topamos con el pionero de los isoacrónimos: el "bueno, bonito y barato", título, por cierto, del libro que publicará el concursante de Gran Hermano Carlos, El Yoyas. La ONG Ayudemos a un Niño, en cambio, tiene en cuenta las tres c. Son "claridad, comunicación y compromiso". En el caso de las tres d, no tengo más remedio que bucear en el Diario del Consumidor, del grupo de supermercados Eroski. En uno de sus números, hablan de un tema espeluznante: la niacina. Me sabe muy mal decirles que la deficiencia de niacina causa la enfermedad de la pelagra o síndrome de las tres d: demencia, diarrea y dermatitis. Claro que los de la Asociación del Toro de Madrid ven la d de otro modo. Leo en su boletín: "Hoy Pepe Luis ha dado la verónica de las tres d". Las tres d de Pepe Luis son "diferente, despacio y derecho".

En una crónica futbolística del periódico argentino Clarín escrita por Enrique Astañaga, encontramos las tres e. Vean: "Esos hombres son Nigeria. Y Nigeria es la combinación de las tres e: espectáculo, estética y efectividad". Para encontrar las tres siguientes letras doy un salto hasta un diario electrónico mexicano. Lean qué noticia tan espectacular: "Una viuda convierte la repostería casera en un negocio millonario gracias a su teoría de las tres f". Y buceando en el artículo, nos enteramos de que el secreto del éxito de la señora Moreno (ése es su nombre) "fue hacer un pastel muy familiar, fresco y con ingredientes finos". En el caso de las tres g, me remito a la interesante revista Motor y Viajes. En el número del mes pasado, Isabel Trillo escribe que "las tres g del esquí son el complemento imprescindible para disfrutar de la nieve: gorro, guantes y gafas". Y el colegiado internacional Luis Guirao nos da las tres letras que vienen después en una charla sobre las cualidades del árbitro de baloncesto, en un curso impartido en Guadalajara a estudiantes de la disciplina. Las tres h del arbitraje son "honestidad, humildad y humanidad". Y subraya el señor Guirao: "Humanidad, porque antes de ser árbitros debemos ser buenas personas". Y en eso tiene toda la razón. Como la tiene un investigador llamado Burkhard Seeger al hablar, en un seminario impartido en Chile, sobre las las tres i del sector de la carpintería: la madera tiene que ser "inerte, ignífuga e incolora".

Llegados al turno de la j, haremos punto y aparte para revelarles que las tres j del talento televisivo son Jay Leno, Juan Carlos Ortega y Javier Sardá. Y está claro que las tres k del ajedrez son Anatoli Kárpov, Gari Kaspárov y Vladímir Krámnik. Pero no está tan claro que las tres l del Ayuntamiento de Annapolis sean "low cost, low tech, local control". Las tres p del rugby son "posición, posesión y pase", y las tres r del cristianismo son "renacimiento, reforma y restauración". Las tres s del turismo son un clásico: "sun, sand and sex", y el periodista Antonio Marcos cuenta que las tres t del thriller son "tiros, tacos y tetas". De la u encuentro poca cosa: resulta que las tres u de la información sobre el euro son "útil, utilizable y utilizada". Las tres v de la alimentación, según un despacho de la agencia Efe, son "verde, variado y vital", y las tres w del alcalde de Nueva York, Michael Blombergh, "wealth, work and wisdom".

Pero estoy atascada en algunas letras. No encuentro las tres q, las tres x, las tres y ni las tres z. Y con la m tengo dudas. Para terminar igual que he empezado, me gustaría encontrar las tres m de la literatura en catalán contemporánea. Las tres m de los libros más vendidos en este cercano Sant Jordi, vamos. Serían Monzó, Moncada y... me falta una.

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