Crítica:TEATRO

Carreteras secundarias

Una escenografía algo circense, aunque muy evocadora y utilizada de un modo mágico al final de la obra, abriga una representación donde destaca el texto de Manuel Molins y su propensión al recitado, en un continuo interminable de palabras que desdeñan prácticamente las acciones en favor de la reflexión dramática. A partir de una muy particular comprensión del personaje Hamlet, el autor se centra en sus aledaños, en algunos de los que sufren las consecuencias de su conducta, introduciendo un contrapunto de actualidad en la figura ambigua del periodista.

La obra está muy bien escrita, com...

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Una escenografía algo circense, aunque muy evocadora y utilizada de un modo mágico al final de la obra, abriga una representación donde destaca el texto de Manuel Molins y su propensión al recitado, en un continuo interminable de palabras que desdeñan prácticamente las acciones en favor de la reflexión dramática. A partir de una muy particular comprensión del personaje Hamlet, el autor se centra en sus aledaños, en algunos de los que sufren las consecuencias de su conducta, introduciendo un contrapunto de actualidad en la figura ambigua del periodista.

La obra está muy bien escrita, como casi todas las de este autor, pero, también como en casi todas sus obras, hay un exceso de verbalización cuyo objetivo primordial no siempre está claro. Es posible que el autor prefiera jugar con las ambigüedades, pero es seguro que eso conviene hacerlo desde una posición de certidumbre acerca de lo que se quiere contar. Esta otra Ofelia se pierde a menudo por derivaciones de segundo orden que no siempre dialogan con lo que se supone hilo principal del asunto, derivaciones que más bien contribuyen a desmembrar el esqueleto dramático que a enriquecerlo.

Una altra Ofelia

De Manuel Molins, en producción de Teatres de la Generalitat Valenciana. Intérpretes, Isabel Rocatti, Pep Sellés, Paula Miralles. Vestuario y caracterización, Ana Garay. Iluminación y escenografía, Paco Azorín. Dirección, Carlos Marchena. Teatro Rialto. Valencia.

Todo ello no es obstáculo para que, según una dirección muy medida de Carlos Marchena, Isabel Rocatti roce la excelencia en algunos momentos en su absorbente papel de Dida, mientras que Paula Miralles, a veces algo desatada, demuestra lo mucho que puede hacer con una Ofelia a la que no faltan razones para sumirse en la desesperación. Más desdibujado es el personaje de Pep Sellés, un periodista testimonial que permite sugerir traslado en el tiempo y una cierta actualización de los temas que se sugieren en el texto o a los que alude a veces.

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