Los viejos vecinos se solidarizan con los nuevos

David, de cuatro años, portaba ayer un cartel exigiendo su casa en el nuevo ensanche de Carabanchel. Su madre, Gema, explicaba a su lado que compró su nueva vivienda en 1996, cuando ni David ni su hermana, de siete meses, habían nacido. Ahora han vendido su actual casa -fuera del ensanche-, de 48 metros cuadrados, "porque ya no cabemos". El mes que viene tienen que dejar su vieja vivienda y tendrán que alquilar otra hasta que les entreguen la nueva en el ensanche.

Los miles de afectados por los retrasos en las construcciones del ensanche contaron ayer con el apoyo de numerosos vecinos d...

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David, de cuatro años, portaba ayer un cartel exigiendo su casa en el nuevo ensanche de Carabanchel. Su madre, Gema, explicaba a su lado que compró su nueva vivienda en 1996, cuando ni David ni su hermana, de siete meses, habían nacido. Ahora han vendido su actual casa -fuera del ensanche-, de 48 metros cuadrados, "porque ya no cabemos". El mes que viene tienen que dejar su vieja vivienda y tendrán que alquilar otra hasta que les entreguen la nueva en el ensanche.

Los miles de afectados por los retrasos en las construcciones del ensanche contaron ayer con el apoyo de numerosos vecinos de Carabanchel Alto. Se manifestaron junto a ellos para pedir tanto la entrega de las casas como la llegada del metro al nuevo barrio.

Este transporte sí llegará, en cambio, a Carabanchel Alto -a la plaza de la Emperatriz-, después de 20 años de reivindicaciones. Aún así, "siempre hemos contado con el apoyo de la asociación de vecinos de Carabanchel Alto", comenta Rodrigo, miembro de la Plataforma del Ensanche.

Viejos y nuevos vecinos marcharon juntos desde la plaza de la Emperatriz hasta la actual boca de metro de Eugenia de Montijo, en la calle de la Luz. Incluso un matrimonio de ancianos, que vive junto a esta boca de metro, acudió a la manifestación "porque esto es una injusticia", señalaron. La banda de música de la asociación de vecinos encabezó la marcha. Además, portaban un vagón de metro hecho de plástico. Los nuevos vecinos pusieron los gritos, los carteles y la indignación.

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