Providencial Tamudo

Lemmens y un par de chispazos le bastaron al Espanyol para dar cuenta del Valladolid en un mal partido. Acostumbrado a vivir en las catacumbas de la clasificación y obligado a sumar puntos de forma desesperada, el equipo de Luis Fernández saca petróleo de la nada. Muy agrupado atrás y atento a no condenarse por propios errores como hizo en la primera vuelta del campeonato, el Espanyol ha conjugado el verbo ganar dos veces consecutivas ante rivales que le sacan un buen trecho en la tabla pero que han dejado mucho que desear en los enfrentamientos directos, como el Villarreal la semana pasada o ...

Lemmens y un par de chispazos le bastaron al Espanyol para dar cuenta del Valladolid en un mal partido. Acostumbrado a vivir en las catacumbas de la clasificación y obligado a sumar puntos de forma desesperada, el equipo de Luis Fernández saca petróleo de la nada. Muy agrupado atrás y atento a no condenarse por propios errores como hizo en la primera vuelta del campeonato, el Espanyol ha conjugado el verbo ganar dos veces consecutivas ante rivales que le sacan un buen trecho en la tabla pero que han dejado mucho que desear en los enfrentamientos directos, como el Villarreal la semana pasada o como ayer el Valladolid.

Pero nada coarta la propensión de Luis Fernández a agitar la coctelera, de forma poco ortodoxa y variable, muy en consonancia con su propio carácter. Ayer probó a Lopo en el lateral derecho. El experimento apenas duró 18 minutos. También colocó contra natura a la línea de centrocampistas, con Iván de la Peña por la izquierda, Maxi por el centro y Jordi por la derecha. También rectificó. Hizo debutar como titular a Raducanu, bullicioso pero del que poco puede esperarse cuando no husmea el remate.

El Valladolid, sin Makukula, es otro equipo. Carece de pegada. Aún así, hizo trabajar, sino a destajo sí con frecuencia a Lemmens. La conexión entre Óscar y Sales y la incapacidad del Espanyol para sacar el balón jugado desde atrás y adelantar líneas le procuraron varias ocasiones que el meta belga desbarató. Dos remates de Sales, uno de Óscar y otro de Sousa, solito en el vértice del área chica tras un centro pasado de Torres Gómez: todo lo sacó Lemmens, con la sobriedad que le permite su buena colocación. El único disparo que no pudo atajar fue uno de Óscar desde la frontal que alguien desvió y que el árbitro anuló por fuera de juego de Losada.

Al Espanyol, con De la Peña por el centro, Maxi por la derecha y Jordi por la izquierda -sus posiciones más naturales-, le bastó aumentar ligeramente las revoluciones a la vuelta del descanso. El partido pasó a depender de lo que hacía o dejaba de hacer Bizarri, que le quitó el protagonismo a Lemmens. Estresado por un tiro de Domoraud, una magnífica ocasión para el remate de Maxi tras un centro de Raducanu y un cabezazo de Jordi, Bizarri, en comandita con Julio César, acabó cometiendo el error que condenó a su equipo.

Luis Fernández decidió apretar un poco más dando entrada a Tamudo en sustitución de Morales. Apenas transcurrieron cinco minutos cuando el delantero blanquiazul montó una jugada con De la Peña, que le metió un pase en profundidad que le dejó frente a Bizarri. El portero se embarulló en la salida y su despeje dio en Julio César, de manera que quedó de nuevo a pies de Tamudo, que tuvo tiempo para ponerse en pie de nuevo y marcar a puerta vacía. Fredson dos minutos después cabeceó un córner y le permitió al Espanyol jugar con tranquilidad la última y prescindible media hora. Insólito.