Reportaje:FÚTBOL | Copa del Rey: ida de los cuartos de final

El portero de las grandes citas

Titular hoy en el Valencia, Palop dice que para encarar a Ronaldo lo mejor es no irse al suelo

Un portero ve que le viene de cara Ronaldo. ¿Qué piensa? Pues, en su mayoría, que es hombre muerto. Si se echa al césped, el crack brasileño le regateará con facilidad; si se mantiene en pie, le colocará la pelota por un lado. En todo caso, la mejor opción es la segunda, la de aguantar erguido hasta el final, según reflexionaba ayer al mediodía Palop en la ciudad deportiva de Paterna antes de salir en su porsche gris oscuro, con una rueda pinchada, por cierto, camino de su casa en L'Alcúdia, un pueblo de 10.000 habitantes a unos 35 kilómetros de Valencia. El portero valencianista...

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Un portero ve que le viene de cara Ronaldo. ¿Qué piensa? Pues, en su mayoría, que es hombre muerto. Si se echa al césped, el crack brasileño le regateará con facilidad; si se mantiene en pie, le colocará la pelota por un lado. En todo caso, la mejor opción es la segunda, la de aguantar erguido hasta el final, según reflexionaba ayer al mediodía Palop en la ciudad deportiva de Paterna antes de salir en su porsche gris oscuro, con una rueda pinchada, por cierto, camino de su casa en L'Alcúdia, un pueblo de 10.000 habitantes a unos 35 kilómetros de Valencia. El portero valencianista, de 30 años, titular en la Copa del Rey y la de la UEFA, llega afilado a su gran cita después de entrenarse incluso el lunes pasado, día de descanso. Fuerza de voluntad nunca le ha faltado: jugó dos años y medio lesionado en una muñeca, desde los 24 hasta los 26, soportando el dolor de un ligamento roto.

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A la sombra de Cañizares desde 1999, Palop también ha sufrido para asumir su papel de especialista: se le exige mucho en poco tiempo. Ha disputado una media de 20 encuentros en sus cuatro campañas anteriores en Mestalla. Se le recuerda por algunos partidazos en grandes escenarios: el 13 de diciembre de 1998, cedido al Villarreal, fue inexpugnable la primera vez que pisó el Camp Nou; y, más recientemente, el curso pasado, fue el héroe de Highbury ante el Arsenal.

Sin embargo, en sus dos visitas al Bernabéu, no anduvo tan afortunado. Debutó en el estadio del Madrid en la temporada 1999-2000 y recibió dos goles, aunque su equipo acabó ganando por 2-3; y en la pasada recibió un 4-1 con el ineludible gol de Ronaldo, que le encaró y mandó al suelo. "El año pasado, me vencí demasiado pronto. Mañana [hoy] debo aguantarlo más", dijo ayer. Y recordó cuán beneficiosa es para el Valencia la ausencia de Zidane, lesionado, en el Madrid.

Palop es un portero hecho a sí mismo. Recorrió todas las categorías: la Segunda Regional, la Primera, la Preferente, la Tercera, la Segunda B, la Segunda A... Hasta llegar al Valencia B, con 20 años, compaginó su afición con la ayuda a sus padres, labradores, en las labores del campo. Recolectó naranjas, tomates y melones e incluso se lo tomó en ocasiones como un entrenamiento: "Coger 4.000 melones de cinco kilos me servía para desarrollarme físicamente".

Su pasión por el fútbol arrancó cuando, con 16 años, acudió por primera vez a Mestalla, en un homenaje a Saura. Aquello le deslumbró. Nunca había visto un campo de césped. Mucho antes, en la escuela, un profesor, don Félix, le pegó dos bofetadas porque rompía a balonazos las redes del campo de fútbol del colegio.

"Tiene las manos muy duras, no se arruga, despeja bien de puños y su potencia es impresionante". Así lo describió su descubridor en el filial valencianista, el técnico y ex arquero Pep Balaguer. Y precisamente por esas características, que contrastan con la mayor técnica de Cañizares, Palop siempre soñó con jugar en el fútbol inglés. Ha tenido algunos contactos con sus clubes. Pero el Valencia, muy satisfecho con un especialista como él, pretende renovarle el contrato, que acaba en 2005.

Palop.CARLES FRANCESC

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