OPINION DEL LECTOR

En recuerdo de un dirigente de CC OO

Yo no he ido al funeral de Miguel, que dicen que se nos murió en estos días, porque no he querido y porque la muerte, la verdadera, es el olvido. Me acuerdo de Miguel y de sus cosas, de su testimonio de amistad, que daría para escribir un libro si yo supiera.

Me acuerdo de un sindicalista como la copa de un pino, que actuaba como sindicalista, secretario general de la Federación de Comunicación y Transporte de Comisiones Obreras (CC OO) de Andalucía, pero que era otra cosa aún más importante: un hombre cabal, solidario, maestro de sindicalistas, honesto en la militancia y en el compromi...

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Yo no he ido al funeral de Miguel, que dicen que se nos murió en estos días, porque no he querido y porque la muerte, la verdadera, es el olvido. Me acuerdo de Miguel y de sus cosas, de su testimonio de amistad, que daría para escribir un libro si yo supiera.

Me acuerdo de un sindicalista como la copa de un pino, que actuaba como sindicalista, secretario general de la Federación de Comunicación y Transporte de Comisiones Obreras (CC OO) de Andalucía, pero que era otra cosa aún más importante: un hombre cabal, solidario, maestro de sindicalistas, honesto en la militancia y en el compromiso político, coherente, desprendido, envidiable.

Me acuerdo, y les digo a ustedes que me voy a acordar siempre. Aunque ésta sea una palabra impresentable. Hoy, con su pérdida física, me trae la desesperanza de no haberle dicho nunca lo que le quería, lo que representaba para los suyos, que éramos, somos, también nosotros; para los trabajadores y trabajadoras que siempre defendió.

Miguel te voy a decir una cosa: "Se ha muerto tu calva incipiente y los cabellos que un día te injertaste; las cervezas con caracoles que casi todos los días nos tomábamos en la plaza del Pumarejo; el móvil infernal que siempre estaba sonando; las llamadas de Chelo para esperarte; y nuestras conversaciones sobre lo divino y lo humano sentados en casa de Mariano".

Las gentes de Comisiones Obreras que te conocieron -que somos muchos- te van a tener siempre junto a ellos. Tu muerte inesperada nos llena de dolor, pero estoy seguro que nos estás diciendo "pero qué es eso de llorar... ¡Alegría! Hombre, el futuro es nuestro". Te queremos, Miguel.

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