Cartas al director

'Huelga' de controladores

Veo en cada artículo de estos días sobre los problemas del tráfico aéreo en España del 4 de enero la inclusión del término huelga de controladores con la mayor naturalidad. Como es costumbre, los redactores incurren en errores que intento aclarar aquí. A 4 de enero de 2004, tras meses de conversaciones, las negociaciones entre AENA y el sindicato USCA para la prolongación de jornada (horas extras) de este año no han fructificado aún.

Que yo sepa, los controladores que hayan faltado a su obligación laboral estos días lo habrán hecho debido a enfermedad o accidente, como cualquier ...

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Veo en cada artículo de estos días sobre los problemas del tráfico aéreo en España del 4 de enero la inclusión del término huelga de controladores con la mayor naturalidad. Como es costumbre, los redactores incurren en errores que intento aclarar aquí. A 4 de enero de 2004, tras meses de conversaciones, las negociaciones entre AENA y el sindicato USCA para la prolongación de jornada (horas extras) de este año no han fructificado aún.

Que yo sepa, los controladores que hayan faltado a su obligación laboral estos días lo habrán hecho debido a enfermedad o accidente, como cualquier otro trabajador. Yo, al igual que muchos otros compañeros, no he hecho ningún servicio extra este año

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hasta la fecha, y no soy por ello huelguista; tampoco lo son aquellos que, acogiéndose al derecho que tenemos en el colectivo, no han hecho ningún servicio extra en su puñetera vida. Tampoco son esquiroles los compañeros que sí están realizándolos.

Hace dos años tuve que comprarme un coche. Tenía la mente fija en repetir modelo ya que estaba muy contento con el rendimiento que me había dado. El plazo de entrega era superior a cuatro meses ya que estaba muy demandado. Me compré otro coche de otra marca. Quizá los trabajadores de la empresa estaban en huelga (no creo, ya que el plazo de entrega históricamente venía siendo ése). Quizá no querían aumentar la producción haciendo horas extras porque no les convencía la oferta de su empresa. Quizá a la empresa no le convenía vender más coches a pesar de la fuerte demanda, y no consideraba necesario abrir nuevas fábricas o contratar más plantilla al margen de horas extras. Decidan ustedes, pero a mí no se me ocurrió pensar que la fuente de mis males fueran los operarios que no hubieran querido trabajar más horas a la semana para darme el gusto de comprarme el coche (por si caben dudas, un utilitario).

El 6 de enero podría producirse otro caos en el tráfico aéreo porque, dada la edad media de la plantilla, idónea para la crianza de hijos, podría ser prioritario para la mayoría dedicar esa jornada a la entrega de los regalos en detrimento del confort del usuario aeronáutico; el 1 de enero no se produjo ese caos porque esa misma edad media seguramente provocó que hubiera unos cuantos que desdeñaran disfrutar del cotillón y fueran en cambio voluntariamente a trabajar. Así están las cosas. La próxima vez échenle la culpa a los Reyes Magos o al cotillón, y sobre todo... sigan hablando de huelgas, mis queridos redactores, eso lo entiende todo el mundo y así se evitan farragosas explicaciones técnicas.

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