Portentoso
La primera vez que escuché en directo a Leif-Ove Andsnes fue en el Festival de Música Contemporánea de Oslo. Era el solista del concierto para piano de Lutoslawski, de 1988. La interpretación de aquel pipiolo me dejó deslumbrado. Hace dos años vino a Madrid y volví a experimentar la misma sensación ante la manera de abordar a Grieg o Liszt. Hace unos días, un alma caritativa me hizo llegar su último disco con Maris Jansons y la Filarmónica de Berlín en los conciertos de Grieg y Schumann: nueva conmoción. Iba, pues, avisado al concierto de anteayer. Fue inútil: Andsnes me volvió a conmover. ¿Qu...
La primera vez que escuché en directo a Leif-Ove Andsnes fue en el Festival de Música Contemporánea de Oslo. Era el solista del concierto para piano de Lutoslawski, de 1988. La interpretación de aquel pipiolo me dejó deslumbrado. Hace dos años vino a Madrid y volví a experimentar la misma sensación ante la manera de abordar a Grieg o Liszt. Hace unos días, un alma caritativa me hizo llegar su último disco con Maris Jansons y la Filarmónica de Berlín en los conciertos de Grieg y Schumann: nueva conmoción. Iba, pues, avisado al concierto de anteayer. Fue inútil: Andsnes me volvió a conmover. ¿Qué tiene de especial este chico de 33 años? Todo: la belleza del sonido, la claridad del fraseo, la ausencia de afectación, la sensación de verdad, la agilidad de dedos de los jóvenes unida a la sabiduría profunda de los clásicos. Su Schumann fue impecable, su Debussy asombroso de matices poéticos, su visión de la sonata D960 de Schubert sobrecogedora. Para mí, el mejor recital de piano del año, el más revelador, emotivo, transparente, el más puro. Qué tío.
Leif-Ove Andsnes
Obras de Schumann, Debussy y Schubert. Ciclo de Grandes Intérpretes 8. Organizado por Fundación Scherzo y patrocinado por EL PAÍS. Auditorio Nacional. Madrid, 16 de diciembre.