Reportaje:

Románticos del motor

Los hermanos Carlos y Demetrio del Val exhiben en Andújar una colección de coches antiguos

Podría decirse que los hermanos Carlos y Demetrio del Val Payer cultivaron su afición al motor antes incluso de echar los dientes. Toda su vida ha girado sobre las ruedas: las bicicletas, las motos y los coches. Tal ha sido su devoción que, con el paso de los años, pueden presumir de contar con una extraordinaria colección de vehículos antiguos y han abierto un museo en Andújar (Jaén), el municipio en el que se afincaron hace más de 40 años procedentes de Madrid.

"Nosotros somos ingenieros sin título", comenta Demetrio del Val, que recuerda cómo a los 14 años ya fueron capaces de fabric...

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Podría decirse que los hermanos Carlos y Demetrio del Val Payer cultivaron su afición al motor antes incluso de echar los dientes. Toda su vida ha girado sobre las ruedas: las bicicletas, las motos y los coches. Tal ha sido su devoción que, con el paso de los años, pueden presumir de contar con una extraordinaria colección de vehículos antiguos y han abierto un museo en Andújar (Jaén), el municipio en el que se afincaron hace más de 40 años procedentes de Madrid.

"Nosotros somos ingenieros sin título", comenta Demetrio del Val, que recuerda cómo a los 14 años ya fueron capaces de fabricarse su propio prototipo. Sin embargo, la mayor parte de las 60 valiosas piezas del mundo de la automoción que exhiben en su museo han sido adquiridas en colecciones particulares. Ahí está, por ejemplo, el Delaunay Belleville, quizá el coche de mayor valor histórico. Perteneció al zar Nicolás II de Rusia, que lo tuvo en París en los primeros años del siglo XX; el Panhard-Levassor, en perfecto estado de conservación gracias a que permaneció escondido en una casa señorial durante la Guerra Civil para evitar su destrucción; el Oldsmobile, un coche de caballos que fue el primero fabricado en serie en el mundo; el Bebé Peugeot de 1913, el más pequeño y primer precedente de los utilitarios de hoy en día; o el Bugatti T30, sin duda el más valioso y que llegó a correr el Rally de Montecarlo en 1976.

Otras piezas que se exhiben en este singular museo son surtidores de gasoil de principios de siglo, un sidecar Humber de 1914 o una bicicleta BSA que perteneció al monarca Alfonso XIII. La particularidad de este museo es que todos los vehículos expuestos están perfectamente restaurados y listos para salir a carretera en cualquier momento.

"Más que el dinero, hemos invertido mucho tiempo y amor a los coches", indica Demetrio del Val, quien, a finales de los años cincuenta, se proclamó tres veces consecutivas campeón de España en la modalidad de sidecar profesional, además de haber cosechado galardones en otras pruebas de todo el mundo.

Su hermano Carlos, que trabajó durante siete años en ingeniería militar para la marca Pegaso, no le anda a la zaga. Puede presumir de ganar dos veces el Rally de los Faraones, el gran Premio Internacional de Madrid o el haber participado en varias ocasiones en el Rally París-Dakar, o la Vuelta a América del Sur en el año 1984, una dura carrera de 40.000 kilómetros de recorrido y en la que acabó en octavo lugar.

Carlos y Demetrio del Val eligieron Andújar para su actividad profesional en el mundo de la hostelería. Sin embargo, su verdadera pasión siempre ha sido el mundo del motor. El Ayuntamiento de este municipio jiennense, consciente de la excepcionalidad y proyección exterior de este museo, les otorgó en 1995 la medalla de oro de la ciudad y les puso su nombre a la calle donde viven y tienen instalado el museo. Sin embargo, los dos hermanos se quejan de que el Consistorio difunde el museo en las ferias turísticas y luego no cumple su parte del convenio suscrito en su día, estando pendiente la partida económica establecida para el mantenimiento y apertura del museo. Con todo, a ellos no parece importarles demasiado y siguen adquiriendo valiosas joyas automovilísticas. La última ha sido un modelo International, una especie de coche de caballos de los que sólo se conservan dos ejemplares en todo el mundo. La Federación Internacional de Automovilismo considera esta colección una de las más importantes del mundo.

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