OPINIÓN DEL LECTOR

Ni una muerte más

Estoy harta de declaraciones rimbombantes de personalidades públicas y privadas que se dan golpes en el pecho y lamentan enormemente el aumento imparable de las cifras de mujeres muertas porque estaban donde no debían.

Estoy asqueada de la proliferación mediática de cifras, que aumentan estadísticas asépticas que se limitan a enunciar una realidad espantosa a la que nadie o casi nadie hace frente con la misma ferocidad con la que los agresores hieren, mutilan y torturan. Ya está bien de hacer exhibición presuntuosa de buenos sentimientos. Así no se frena el brazo de los asesinos ni se d...

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Estoy harta de declaraciones rimbombantes de personalidades públicas y privadas que se dan golpes en el pecho y lamentan enormemente el aumento imparable de las cifras de mujeres muertas porque estaban donde no debían.

Estoy asqueada de la proliferación mediática de cifras, que aumentan estadísticas asépticas que se limitan a enunciar una realidad espantosa a la que nadie o casi nadie hace frente con la misma ferocidad con la que los agresores hieren, mutilan y torturan. Ya está bien de hacer exhibición presuntuosa de buenos sentimientos. Así no se frena el brazo de los asesinos ni se da la oportunidad de vivir a las mujeres.

Si de verdad se quiere frenar en seco el problema de la violencia de género lo que se precisa es que se adopten medidas concretas y eficaces enmarcadas en planes integrales dotados de recursos presupuestarios suficientes. En cada ayuntamiento, en todas las diputaciones, en las Cortes Valencianas y en el Congreso de Madrid, se tienen que diseñar planes de prevención y protección realistas, visibles, operativo, contando con todos, desde los centros educativos hasta la fuerzas del orden, pasando por los medios de comunicación. Planes que surjan de un análisis previo riguroso, que se apliquen con el mismo nivel de exigencia y calidad con que cualquier multinacional vigila sus índices de beneficios. Así es como se protege de verdad la vida de las mujeres.

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