Reportaje:FÚTBOL | Decimocuarta jornada de Liga

"Toni, aquí no hay topos"

La plantilla del Espanyol trata de animar a su portero tras su nuevo error

Toni será hoy el portero del Espanyol ante Osasuna. "Confío en él incluso más que antes", aseguró ayer Luis Fernández, el entrenador, 72 horas después que en Albacete el portero blanquiazul saliera del área a despejar el balón y pateara al aire. Ese error generó un penalti, costó la expulsión del central Soldevilla y supuso el empate para el equipo local. El Espanyol, sin embargo, acabó perdiendo el partido y acordándose de todos los árbitros más que de su portero. "Ese gol no fue culpa suya", le disculpó el técnico. Pero la reacción del guardameta, ya conocida, le delataba: cabeza gacha, mira...

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Toni será hoy el portero del Espanyol ante Osasuna. "Confío en él incluso más que antes", aseguró ayer Luis Fernández, el entrenador, 72 horas después que en Albacete el portero blanquiazul saliera del área a despejar el balón y pateara al aire. Ese error generó un penalti, costó la expulsión del central Soldevilla y supuso el empate para el equipo local. El Espanyol, sin embargo, acabó perdiendo el partido y acordándose de todos los árbitros más que de su portero. "Ese gol no fue culpa suya", le disculpó el técnico. Pero la reacción del guardameta, ya conocida, le delataba: cabeza gacha, mirada apenada y ni rastro de su teatral conducta bajo los palos, repleta de voces y aspavientos, durante el resto del partido. En el vestuario, más de lo mismo: "Cuando la caga, desaparece", dice uno de sus companeros.

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El españolismo idolatra a Toni con tanta vehemencia como se le repudió en el Calderón. Llegó al Atlético para sustituir a Molina y se fue dolido, con una lluvia de huevos sobre su espalda, el día que el conjunto rojiblanco bajó al infierno de Segunda, convertido además en culpable de la derrota en la final de Copa jugada precisamente contra el Espanyol: Toni iba a sacar cuando Tamudo le robó astutamente el balón metiéndole la cabeza entre las manos y marcando un gol para el recuerdo. Los indios de la ribera, seguidores atléticos, nunca le perdonaron. "Mis dos hijos, mi hija y mi señora son la razón por la que me levanto cada día si me tumban", respondió después de saberse el tercer portero de Luis Aragonés, por detrás del Mono Burgos y Sergio.

Toni se largó al Elche y el curso pasado volvió al Espanyol de la mano del presidente, Daniel Sánchez Llibre, al que le une una buena amistad. El día de su regreso, se le escapó el primer balón que le llegó y el segundo ni lo vio: calculó mal la salida y marcó el entonces deportivista Makaay. Remontó el Espanyol y él ofreció dos paradones. El dirigente dijo: "Ha estado fantástico. El entrenador, Javier Clemente, le bajó los humos: "Le he dicho que no se crezca".

Asumió Toni con profesionalidad su suplencia por la llegada esta temporada de Lemmens. O así se entendió de puertas afuera. En los pasillos de Montjuïc, sin embargo, es sabida la amistad que le une con Cristóbal, el ayudante del nuevo técnico, Luis Fernández, circunstancia que ha abonado la tesis de que cuando el presidente le llamó a consulta algo tendría que ver con la destitución de Clemente. Toni no dice ni que sí ni que no; no habla. Pero en la caseta ha recuperado su liderazgo y los compañeros tratan de levantarle el ánimo a coro: "No te preocupes. Aquí no hay topos como en Albacete. Por culpa de uno le diste al aire, no a la bola". Tommy Nkono, el preparador de los porteros, está de su parte: "Un fallo lo tiene cualquiera".

Hoy, Toni juega en su casa, donde tanto le quieren, aunque sea porque le deben una Copa.

Toni, portero del Espanyol, en un entrenamiento.EFE

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