Crítica:PUNK FLAMENCO

La explosión

Ha explosionado una estrella. Rakel Winchester es una antigua camarera y go-go que, después de rodar por Ibiza, llegó a Córdoba y se puso al frente de un grupo informal de payos y gitanos que hacían un flamenco punki (o tal vez la receta fuera al revés). Con sus rapeos, su potente look y su no menos rotunda personalidad, Rakel se puso al frente del proyecto, que ya tiene un disco enlatado esperando que pase la tontuna de la campaña de ventas navideñas para llegar a las tiendas.

La del lunes era una presentación informal pero abundante en revelaciones. Primero...

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Ha explosionado una estrella. Rakel Winchester es una antigua camarera y go-go que, después de rodar por Ibiza, llegó a Córdoba y se puso al frente de un grupo informal de payos y gitanos que hacían un flamenco punki (o tal vez la receta fuera al revés). Con sus rapeos, su potente look y su no menos rotunda personalidad, Rakel se puso al frente del proyecto, que ya tiene un disco enlatado esperando que pase la tontuna de la campaña de ventas navideñas para llegar a las tiendas.

La del lunes era una presentación informal pero abundante en revelaciones. Primero, que Rakel cuenta con una banda elástica y poderosa, a base de batería, bajo, cajón, dos palmeros y dos guitarristas (atención al carnoso sonido moruno de Rubén). Segundo, que su repertorio explora un inédito territorio, abundante en fricciones culturales: el de una paya liberada que, por amor, se introduce en el mundo gitano. Deslenguada e impermeable a lo políticamente correcto, Rakel supone una bofetada en la cara a tanto flamenquito blanqueado, a tanto mestizaje cosido con alfileres. Llegue o no llegue muy lejos, bendita sea por ello.

Rakel Winchester (voz) y grupo

Sala Staff. Madrid, 25 de noviembre.

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