La revuelta popular obliga a dimitir al presidente de Georgia

Shevardnadze abandona el país para evitar "un derramamiento de sangre"

El último dirigente de la era soviética y presidente durante 11 años de la república independiente de Georgia, Eduard Shevardnadze, presentó ayer su renuncia obligado por la revuelta popular desatada tras el fraude electoral en los comicios legislativos del pasado día 2. "Nunca he ido contra mi pueblo. Por eso es mejor que dimita ahora y que todo termine pacíficamente. Si hubiera hecho uso de mis derechos [para imponer el orden], se habría producido un derramamiento de sangre", afirmó el veterano líder, de 75 años, al anunciar su decisión. Horas después abandonaba el país en un vuelo con desti...

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El último dirigente de la era soviética y presidente durante 11 años de la república independiente de Georgia, Eduard Shevardnadze, presentó ayer su renuncia obligado por la revuelta popular desatada tras el fraude electoral en los comicios legislativos del pasado día 2. "Nunca he ido contra mi pueblo. Por eso es mejor que dimita ahora y que todo termine pacíficamente. Si hubiera hecho uso de mis derechos [para imponer el orden], se habría producido un derramamiento de sangre", afirmó el veterano líder, de 75 años, al anunciar su decisión. Horas después abandonaba el país en un vuelo con destino desconocido, según fuentes del aeropuerto de Tbilisi, la capital de Georgia.

El líder de la oposición, Mijaíl Saakashvili, calificó el gesto de "valiente" por haber evitado una guerra civil, mientras la multitud celebraba la noticia en las calles con bailes, cánticos y signos de la victoria.

La nueva revolución de terciopelo que vive un país del Este abre el paso a una joven generación de políticos de derechas, partidarios de estrechar relaciones con EE UU y con un fuerte componente nacionalista que les aleja de la órbita de Moscú. La revuelta de Georgia es también un aviso contra el fraude electoral en otras repúblicas ex soviéticas.

Opositores georgianos celebraban anoche la renuncia del presidente Shevardnadze en el centro de Tbilisi.REUTERS

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