Reportaje:FÚTBOL | La repesca de España

"Reyes es Futre"

Sáez, que aún duda entre el sevillista y Vicente para medirse al equipo noruego, ensalza al andaluz

"La primera vez que le vi dije: '¡Joder, éste es un Futre!". La primera vez que el seleccionador, Iñaki Sáez, vio a José Antonio Reyes, hace cinco años, se quedó prendado. Ese chaval de melena flamenca y anillos de oro en todos los dedos, nacido en Utrera en 1983, tenía algo que, amén de la pillería natural en los andaluces, lo hacía distinto a los demás. El técnico, que por entonces trabajaba en las categorías inferiores de la federación, tuvo ese ojo clínico de los cazatalentos para detectar potencias que podrían expresarse en el futuro. En Reyes vio "ese eslalon con el balón controlado en v...

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"La primera vez que le vi dije: '¡Joder, éste es un Futre!". La primera vez que el seleccionador, Iñaki Sáez, vio a José Antonio Reyes, hace cinco años, se quedó prendado. Ese chaval de melena flamenca y anillos de oro en todos los dedos, nacido en Utrera en 1983, tenía algo que, amén de la pillería natural en los andaluces, lo hacía distinto a los demás. El técnico, que por entonces trabajaba en las categorías inferiores de la federación, tuvo ese ojo clínico de los cazatalentos para detectar potencias que podrían expresarse en el futuro. En Reyes vio "ese eslalon con el balón controlado en velocidad, ese desborde por la vía de la acción individual que tenía Futre".

Sáez, que ahora es el seleccionador absoluto, tiene prácticamente cerrado el equipo que se enfrentará el sábado a Noruega, de clasificación para la Eurocopa de Portugal de 2004. Sólo le falta definir quién será el extremo zurdo: si Vicente o Reyes. El valenciano, más experimentado, o el sevillano, más encantador y cubierto de anillos y pendientes de oro.

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Reyes cuenta con una ventaja: está de moda. "La gente se sorprende de que no sea muy alto, me dicen que por la tele me ven enorme", comentaba ayer mientras se entretenía mirando el entrenamiento de la selección sub 21 y leyendo mensajes en su móvil. Ya no lleva el pelo largo de su época juvenil, pero conserva una altivez muy flamenca. Estaba en la Ciudad Deportiva de la federación, en Las Rozas (Madrid), de pie tras la tela de una portería. Miraba al sufrido Rubén, el central madridista al que los tres goles del Sevilla hicieron llorar. Interrogado sobre su responsabilidad en aquel episodio negó haberle martirizado. Pero soltó una risita. "Yo a Rubén no le hice nada", dijo; "el que sí le hizo fue Antoñito [delantero del Sevilla]".

"Yo tuve a Pavón", continuó el andaluz; "y como los centrales en la banda lo pasan mal, cuando le vi me fui a por él, a encararle por dentro y por fuera". Ya en la segunda jornada de Liga, Reyes enredó a Puyol en el Camp Nou. Uno de los laterales más reputados del campeonato sufrió tal martirio ante este sevillano que poco después su técnico, Rijkaard, le desplazó a la posición de central, en la que permanece.

El partido ante el Madrid del pasado domingo ha provocado que Reyes llegue a la selección con el aura de los deportistas respetables. Orgulloso, con la mirada pícara de los que van a sus anchas: "Las patadas de Figo no me molestaron; y aunque no es por eso, habría disfrutado más de un gol que del caño que le tiré".

Sáez y los jugadores viven encerrados desde el lunes en el hotel de las Rozas, un complejo especialmente construido para la federación, y que tiene forma de cubo. Está chapado en acero y tiene una entrada en forma de rampa semienterrada. En su interior, el técnico medita sobre la manera de abrir una defensa, la noruega, poblada de gigantes. "Esto es como una penitencia que tenemos que cumplir por haber cometido un pecadillo", decía Sáez, para explicar a unas estudiantes legas en fútbol qué cosa era eso de la repesca.

El cruce se presenta como un soliloquio de España ante un muro de jugadores superiores en corpulencia, envergadura y talla. España, según Sáez, deberá penetrar por las bandas, "el punto débil" de Noruega. La misión será cosa de extremos: Etxeberria o Joaquín por la derecha, Vicente o Reyes por la izquierda.

"Entrar por banda será fácil", dice Sáez; "luego habrá que ganar los centros contra defensas muy altos". El seleccionador no revela si pondrá a Reyes o a Vicente, pero asume que cualquiera irá sobrado para el desborde. La cuestión es saber qué le falta a Reyes para superar a Vicente. "Tiene que jugar más partidos para interpretar distintas situaciones", explica Sáez; "tiene que aprender a jugar sin balón y lo puede hacer porque es inteligente. Te das cuenta cuando se queda solo ante el portero, por ejemplo. Es de esos jugadores con una coordinación de golpeo impresionante, que en una milésima pueden intuir hacia dónde se mueve el portero para disparar al lado contrario. Esa percepción le debe servir para robar balones. Contra el Madrid lo hizo perfecto: frenó ataques y robó un balón [a Pavón] que acabó en gol".

Reyes desdeña las críticas que le hacen por tirar poco a puerta: "La función de un extremo no es definir sino ponerla. Para eso yo siempre intento mirar antes de centrar, aunque puedes perder el balón. Contra Noruega habrá que centrar abajo. Ellos irán muy fuerte por arriba".

Etxeberria, Vicente, Luque, Reyes y Fernando Torres, durante el entrenamiento de ayer de la selección en Las Rozas (Madrid).EFE

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