Un empresario desaparece tras salir de un banco en Córdoba
La familia del empresario granadino Francisco Fernández Álvarez, de 27 años, ha denunciado su desaparición en Córdoba, ciudad a la que se desplazó por asuntos de trabajo y en la que fue visto por última vez el pasado viernes a las 14.15 abandonando un banco esta ciudad con 3.000 euros, según confirmaron fuentes de la policía.
El empresario, tras abandonar la sucursal, situada en el Polígono Guadalquivir de Córdoba, se dirigió a su vehículo, momento en el que se le pierde la pista. La policía encontró su vehículo, horas más tarde, abandonado en la calle Torremolinos, en un barrio margina...
La familia del empresario granadino Francisco Fernández Álvarez, de 27 años, ha denunciado su desaparición en Córdoba, ciudad a la que se desplazó por asuntos de trabajo y en la que fue visto por última vez el pasado viernes a las 14.15 abandonando un banco esta ciudad con 3.000 euros, según confirmaron fuentes de la policía.
El empresario, tras abandonar la sucursal, situada en el Polígono Guadalquivir de Córdoba, se dirigió a su vehículo, momento en el que se le pierde la pista. La policía encontró su vehículo, horas más tarde, abandonado en la calle Torremolinos, en un barrio marginal de la capital cordobesa conocido como Sector Sur, con las puertas abiertas, sin signos de haber sido forzado y sin huella dactilar alguna.
En el interior del vehículo, la Policía encontró un móvil apagado y un maletín de negocios, pero no halló rastro alguno del dinero ni de las tarjetas de crédito que portaba el joven.
Los agentes tampoco han podido recoger el testimonio de testigos presenciales, a pesar de que la desaparición se produjo a plena luz del día.
La policía ha descartado en principio el secuestro como móvil del caso, ya que nadie se ha puesto en contacto con la familia del joven granadino y barajan el robo como causa más probable de la desaparición.
Francisco Fernández, padre del desaparecido, se mostró convencido de que la desaparición es obra de una banda organizada de delincuentes que, apostados en sucursales bancarias, se dedica a vigilar a personas que retiran grandes cantidades de dinero, para luego perseguirlos y atracarlos.