La policía admite que desaparecieron pruebas y que hubo errores en la investigación del 'caso Holgado'

La primera semana del segundo juicio por la muerte a cuchilladas de Juan Holgado, de 26 años, en una gasolinera de Jerez en 1995, se cerró ayer con el testimonio de varios agentes del Cuerpo Nacional de Policía, quienes reconocieron numerosos errores en la investigación del asesinato.

Dos agentes de Sevilla que viajaron a Jerez un año después del crimen para hacerse con las riendas del caso revelaron que desaparecieron pruebas, como un tetrabrik de zumo manchado de sangre y con posibles huellas. Además, subrayaron que la primera inspección ocular del escenario del crimen "no fue ...

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La primera semana del segundo juicio por la muerte a cuchilladas de Juan Holgado, de 26 años, en una gasolinera de Jerez en 1995, se cerró ayer con el testimonio de varios agentes del Cuerpo Nacional de Policía, quienes reconocieron numerosos errores en la investigación del asesinato.

Dos agentes de Sevilla que viajaron a Jerez un año después del crimen para hacerse con las riendas del caso revelaron que desaparecieron pruebas, como un tetrabrik de zumo manchado de sangre y con posibles huellas. Además, subrayaron que la primera inspección ocular del escenario del crimen "no fue buena" y que también se cometieron importantes errores con la recogida y comprobación de las huellas dactilares. "No es habitual que no se verifique ni se compruebe si esas huellas eran o no de los propios empleados de la gasolinera; es como si yo voy a su casa, revelo huellas y no se las tomo ni a usted ni a su hijo", manifestó un policía.

Los agentes insistieron, por otra parte, en la importancia de testimonios como el de Yolanda Castro, una prostituta que aseguró haber visto llegar a los acusados al jerezano barrio de Rompechapines cargados de tabaco, licores y dinero minutos después del crimen de la gasolinera.

Los agentes hicieron alusión a, al menos, otros dos testigos que afirman que uno de los imputados, Domingo Gómez Franco, alias El Dominguín, les propuso en esos días participar en un atraco a la estación de servicio donde tuvieron lugar los hechos.

Por el contrario, otras de las testigos, Antonia Macías, quien en 1995 ejercía la prostitución, señaló que señaló a los acusados en primera instancia porque fue amenazada por el inspector Mancilla, de la Comisaría de Jerez. "Me dijo que iba a quitar de en medio, que me iba a pegar un tiro y me iba a tirar en una cuneta si no decía lo que él quería", manifestó ante el tribunal.

El comisario de Jerez en 1995, José Luis Fernández Monterrubio, dijo que toda la investigación fue comandada por el juez instructor Manuel Buitrago, del Juzgado número 5 de Jerez: "Yo no estaba en el meollo de la investigación (...). Desde el primer momento, Buitrago tomó el mando y, cuando mis agentes llegaron a la gasolinera, habían pasado dos horas del crimen". Monterrubio reconoció que sus pesquisas no pudieron determinar el origen de una llave y de un botón que fueron hallados en la gasolinera la mañana del asesinato y que ni siquiera se redactó un atestado policial del crimen. Según el ex comisario, "ocurrió, pero fue irregular porque no solían darse estos casos".

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