ANTOLOGÍA DE BABEL | POESÍA

Concibo que seamos climas

Un hombre gris toma un tranvía en Lisboa,

se baja al final del trayecto, donde hay un río.

Nada más. Un hombre, un color desahuciado,

un tranvía en verano, el azar de los rieles

desperdigados sobre una ciudad vacía,

y la obstrucción al final del camino.

El hombre trae consigo un sombrero,

un bigote cuidado y un cigarro encendido.

No escribe, no bebe, no piensa el hombre

en las cosas que ve o en las ruidos que oye.

El hombre saluda, alzando la mano.

Es a nadie, pero parece movido, borrado;

su gesto se pierde en ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Un hombre gris toma un tranvía en Lisboa,

se baja al final del trayecto, donde hay un río.

Nada más. Un hombre, un color desahuciado,

un tranvía en verano, el azar de los rieles

desperdigados sobre una ciudad vacía,

y la obstrucción al final del camino.

El hombre trae consigo un sombrero,

un bigote cuidado y un cigarro encendido.

No escribe, no bebe, no piensa el hombre

en las cosas que ve o en las ruidos que oye.

El hombre saluda, alzando la mano.

Es a nadie, pero parece movido, borrado;

su gesto se pierde en el fondo de flores nativas,

son verdes. Ahí está el río, inmenso, calmado;

ahí el viento salado y las nubes dispersas.

El hombre se apea y sonríe: final de destino.

Lo ha hecho otras veces.

Archivado En