Tribuna:TURF | GRAN PREMIO ARCO DEL TRIUNFO

La gran carrera para el gran criador

Darshaan fue un caballo criado por el Aga Khan, como también es propiedad del Aga Khan y criado por él su hijo Dalakhani, que el pasado domingo conquistó el Arco de Triunfo disputado en el hipódromo parisino de Longchamp, tras haber vencido en todas sus carreras anteriores salvo un segundo puesto en el Derby irlandés, a un cuello complacientemente cedido de su compañero de cuadra Alamshar. Es el segundo Arco de Triunfo en cuatro años que gana su propietario, sin duda el más distinguido y meritorio criador que tiene el turf de este continente desde hace décadas: alguien que...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Darshaan fue un caballo criado por el Aga Khan, como también es propiedad del Aga Khan y criado por él su hijo Dalakhani, que el pasado domingo conquistó el Arco de Triunfo disputado en el hipódromo parisino de Longchamp, tras haber vencido en todas sus carreras anteriores salvo un segundo puesto en el Derby irlandés, a un cuello complacientemente cedido de su compañero de cuadra Alamshar. Es el segundo Arco de Triunfo en cuatro años que gana su propietario, sin duda el más distinguido y meritorio criador que tiene el turf de este continente desde hace décadas: alguien que no se limita sencillamente a comprar buenos caballos de otros a favor de su riqueza, sino que tiene talento y paciencia para conseguir los mejores en su propia yeguada.

El tres años Dalakhani resolvió la gran carrera con envidiable facilidad, dejando atrás a sus coetáneos y a buenos caballos de más edad como si fuesen simples comparsas en un drama que no podía tenerle más que a él como protagonista. Y fue impecablemente montado por el jovencísmo jinete belga Christophe Soumillon, que a sus 22 años añade este nuevo triunfo a tantos anteriores, incluyendo dos Derbys franceses. Da la sensación de que Soumillon es más un amigo que un jinete para Dalakhani, y ambos forman un centauro inspirado que se exhibió en estado de gracia la pasada tarde, fresca y luminosa, en el precioso otoño de París.

Christophe Soumillon besa a su caballo, Dalakhani, tras su victoria en el Arco del Triunfo.ASSOCIATED PRESS

Archivado En