OPINIÓN DEL LECTOR

Bienvenido a la ciudad de Madrid

Como usted sabe, el próximo día 8 del presente mes de octubre, la ciudad de Madrid y, por lo tanto, España tendrán el honor de recibir la visita del premio Nobel de la Paz, líder espiritual mundial de millones de seres y jefe del Gobierno del Tíbet en el exilio, S.S. Tenzin Gyatso el XIV Dalai Lama.

Con verdadera vergüenza y pena he de dar fe de los innumerables problemas, de todo tipo, que se han tenido que salvar para obtener el visado y el mantenimiento de la citada visita.

Problemas ocasionados por la presión realizada por el Gobierno de la República Popular de China que le c...

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Como usted sabe, el próximo día 8 del presente mes de octubre, la ciudad de Madrid y, por lo tanto, España tendrán el honor de recibir la visita del premio Nobel de la Paz, líder espiritual mundial de millones de seres y jefe del Gobierno del Tíbet en el exilio, S.S. Tenzin Gyatso el XIV Dalai Lama.

Con verdadera vergüenza y pena he de dar fe de los innumerables problemas, de todo tipo, que se han tenido que salvar para obtener el visado y el mantenimiento de la citada visita.

Problemas ocasionados por la presión realizada por el Gobierno de la República Popular de China que le considera un peligrosísimo terrorista y separatista. Y lo peor es que esto nos lo cuentan en España, donde sí sabemos distinguir, por desgracia, la catadura de los verdaderos terroristas y separatistas.

En este país que se da cuartel a personajes de vergonzosa catadura moral, por muy conde que se sea, o se visita de forma oficial a presuntos terroristas de Oriente Medio, o se permite que en las televisiones que se sustentan con el dinero de todos los españoles se dediquen horas y horas de programación a temas simplemente asquerosos.

En este país, digo, no se puede recibir de forma oficial a un personaje tan detestable y peligroso que lo único que promulga es la no violencia en todo el mundo, la libertad, el bien y la paz mundial. ¡Tamaño terrorista!

Yo estaré el próximo día 8 honrando y humilde recibiendo a tan importante persona, pero a la vez profundamente avergonzado por mis gobernantes, locales y nacionales, que no han sabido tener la dignidad de sobreponer a los intereses comerciales de gran cliente amarillo, el reconocimiento a un ser que es simplemente bueno.

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¡Bienvenido a España, Santidad! Om Mani Padme Hum.

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