DON DE GENTES

Sodoma y Gomorra

Pero a lo que iba, que al leer el mensaje enigmático del móvil "Ya no hay clases", yo creí que me lo mandaba mi niño desde la Fiesta del PCE, donde se había ido con su peña de malotes, y digamos que el mensaje cuadraba (dado el marco). El niño se nos había ido a acampar el fin de semana al recinto ferial. Cuando yo iba a la fiesta del Partido me volvía a fichar a mi casita por la noche, no que ahora, ¡hala!, allí se queda la peña acampando (por decirlo finamente). Luego pasa lo que pasa, que Llamazares se emociona y se cree el hombre que por tener allí a la juventud-baila en los concier...

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Pero a lo que iba, que al leer el mensaje enigmático del móvil "Ya no hay clases", yo creí que me lo mandaba mi niño desde la Fiesta del PCE, donde se había ido con su peña de malotes, y digamos que el mensaje cuadraba (dado el marco). El niño se nos había ido a acampar el fin de semana al recinto ferial. Cuando yo iba a la fiesta del Partido me volvía a fichar a mi casita por la noche, no que ahora, ¡hala!, allí se queda la peña acampando (por decirlo finamente). Luego pasa lo que pasa, que Llamazares se emociona y se cree el hombre que por tener allí a la juventud-baila en los conciertos, comiendo kebas y pillando cacho en la acampada, le van a votar. Perdona que me ría, Gaspar. Éstos van a lo que van; éstos son unos desagradecidos de la vida, hombre. Ahí radica su encanto. El caso es que el mensajito no era del niño rojo, sino de Bicoca. Me salí al balcón para que mi santo, que se había quedado dormido, abrazado al artículo sobre la silla eléctrica como a un osito, no se despertara, y allí, viendo cómo Rita, mi amiga transexual, esperaba en la parada del autobús a que pasara un cliente, llamé a Bicoca. Me hablaba a gritos, con una música ostentórea de fondo. Estaba en la discoteca Gavana, la misma en la que Agag y Ana perpetraron su despedida de solteros. Y desde aquel marco incomparable, Bicoca me hablaba sumida en la indignación. Me dice, es que no te lo vas a creer, a mi derecha tengo a la mismísima infanta Margarita con una amiga, y a su izquierda, a la mismísima Yola Berrocal con su prima. Y yo, qué me dices. Y Bicoca, adónde ha llegado España para que una infanta tenga que compartir techo con semejante tiparraca, ¿es que ya no reservamos el derecho de admisión?, se preguntaba. Mujer, le dije yo por tranquilizarla, piensa que nuestra infanta no puede verla, y que ojos que no ven, corazón que no siente. En esto, Rita me hizo un gesto de despedida porque se iba con un cliente en un Opel. A Bicoca no le hablo de mi amistad con Rita porque no la entendería. Y a su vez tengo amigos que creen que Bicoca es un personaje inventado porque no me atrevo a confesarles que es de verdad, que la quiero, y que si me dice ven, lo dejo todo. He sido siempre muy insustancial. Yo el PCE lo dejé porque prefería gastarme el dinero de la cuota en taxis. Literal.

Antonio Mercero, premio al mejor director en el Festival de Montreal por su película 'Planta cuarta'.MIGUEL GENER

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