Columna

Sentencias por humo

Apenas amanece, el viejo capitán de barco sale al balcón, enciende su cigarro de tabaco capero, iza su bronquitis en la jarcia de la primera bocanada, se cubre con una toalla y emite unas señales de humo, al modo sioux, pero en morse, perfectamente visibles en el tinglado del aire: SOS, fumar puede matar, ¿y el presupuesto militar, qué? SOS, fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor, ¿y el helicóptero Tigre, qué? SOS, fumar puede dañar el esperma, ¿y las minas antipersonas, qué? Esta mañana no ha salido. Su vecina ha dicho, en el horno, que se lo llevaron de madr...

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Apenas amanece, el viejo capitán de barco sale al balcón, enciende su cigarro de tabaco capero, iza su bronquitis en la jarcia de la primera bocanada, se cubre con una toalla y emite unas señales de humo, al modo sioux, pero en morse, perfectamente visibles en el tinglado del aire: SOS, fumar puede matar, ¿y el presupuesto militar, qué? SOS, fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor, ¿y el helicóptero Tigre, qué? SOS, fumar puede dañar el esperma, ¿y las minas antipersonas, qué? Esta mañana no ha salido. Su vecina ha dicho, en el horno, que se lo llevaron de madrugada, en una ambulancia. ¿Seguro que en una ambulancia?, inquiere el panadero, que es fumador de extranjis. Creo que sí, murmura indecisa la señora. El panadero sabía que el viejo capitán se hundiría a bordo de su habano. En un rincón del obrador, el panadero contempla las octavillas impresas con una vieja vietnamita, por él, el notario y el del catastro, bajo la estima del capitán: toda una célula de suicidas. Las octavillas decían: el automóvil puede matar, tanto a los que lo conducen cuanto a los pasajeros y peatones. Que también exhiba de fábrica y en el parabrisas una esquela mortuoria. Y contra la amenaza de incluir en la cajetillas fotos de órganos afectados por el tabaquismo, el capitán había preparado un álbum de fotografías con las víctimas de la carretera, y los restos de muchos rojos asesinados y enterrados en fosas clandestinas. Lo que mata o lo que está hecho expresamente para matar son las armas y la violencia de su uso, en cualquier lugar.

Hoy, a las nueve y media, el empleado del catastro ha ido al estanco de costumbre. La empleada que siempre lo saluda alegremente, le ha sonreído de compromiso, mientras le entregaba los paquetes de cigarrillos ya de luto. Él sabe que está sentenciado y que tiene plaza en el obituario. Sin embargo, quien va a invertir 4.176 millones de euros para la guerra, trapichea solares, sin necrológica. Qué siniestro. El fumador es el judío para los crematorios de la UE. Y eso que hay otros turnos.

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