EL AGOSTO DE JUAN AGULLÓ

Un verano de altura

Mientras unos se cuestionan dónde disfrutar de sus vacaciones, si en el campo o en la playa; otros, como Juan Agulló (Elche, 1956), se plantean cuál de los picos más elevados del mundo ascender. En esta última ocasión, Juan tuvo la respuesta clara desde octubre. Volvería por segunda vez a África -ya estuvo allí en 1975- para encumbrar en solitario las dos montañas más altas de este continente: el Kilimanjaro (5.896 metros) y el Monte Kenya (5.199 metros). Esta vez lo lograría por una ruta, hasta el momento, no frecuentada, que se sepa, por ningún escalador en solitario.

Este montañero, ...

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Mientras unos se cuestionan dónde disfrutar de sus vacaciones, si en el campo o en la playa; otros, como Juan Agulló (Elche, 1956), se plantean cuál de los picos más elevados del mundo ascender. En esta última ocasión, Juan tuvo la respuesta clara desde octubre. Volvería por segunda vez a África -ya estuvo allí en 1975- para encumbrar en solitario las dos montañas más altas de este continente: el Kilimanjaro (5.896 metros) y el Monte Kenya (5.199 metros). Esta vez lo lograría por una ruta, hasta el momento, no frecuentada, que se sepa, por ningún escalador en solitario.

Este montañero, quien insiste en matizar las diferencias con los alpinistas -éstos últimos con mayores pretensiones tanto de altura como de riesgo- no imaginó que una excursión por montañas alicantinas con tan sólo 14 años marcaría su vida. En 1971 se enroló en la Unión de Excursionistas de Elche; y, desde entonces, muchos han sido los desafíos a la ley de la gravedad perpetrados por este comercial de publicidad de 47 años y padre de tres hijas.

Su currículo está cuajado de retos de altura tan importantes como los ascensos al Himalaya, los Andes en Ecuador, Huascarán en Perú o el Aconcagua, entre otros. El único requisito que se le exige a un montañero, dice, es capacidad de sacrificio. "Éste es un deporte de riesgo", recalca. "No es una actividad de élite. Es cierto que el material es caro pero una vez adquirido perdura durante años", relata. Jamás ha padecido el rechazo de las montañas que encumbró; aunque sí ha sufrido la pérdida de dos de sus compañeros mientras practicaban este deporte. "Cada pico que subo es un homenaje a ellos. Siempre te acuerdas de los que no están", relata melancólico.

Con 1,68 metros de altura y 68 kilos -su último registro tras la reciénte expedición, cuando adelgazó seis kilos-, este ilicitano inició su última aventura el pasado 25 de julio rumbo a África con el lema Elche por los Techos del Mundo. Comenzó su período de aclimatación en Tanzania, el 29 de julio, con la ascensión al pequeño Meru, de 3.800 metros. Ya, el día después, ascendió a la cumbre de este volcán, de 4.566 metros. Concluido el período de habituación, se dirigió al pico más alto del Kilimanjaro, denominado Uhuru Peak, de 5.896 metros. Allí, relata, empezó el tramo del periplo con más dificultad. Juan Agulló decidió ascender esta cumbre en solitario por la ruta del glaciar Heim, presumiblemente no utilizado hasta la fecha por nigún montañero. El frío era glacial, con temperaturas de 15 grados bajo cero; de ahí que su objetivo prioritario fuera eludir, a toda costa, dormir en la montaña. Este extremo le empujó a ascender y bajar en tan solo nueve horas. Logrado su ascenso procedió a cumplir su segundo objetivo: alcanzar la cima del monte Kenya, la segunda montaña más alta de África. Allí logró subir la Punta Batián, de 5.199 metros. Todavía está por confirmar si las escaladas realizadas por este aventurero ilicitano son las primeras en solitario realizadas por un español.

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