Tribuna:DESDE MI SILLÓN | TOUR 2003 | Duodécima etapa

¡Aúpa Ullrich!

¡Aúpa Ullrich! Esto es un grito de guerra, sí señor. Uno de esos que cuentan que levanta a un muerto. Verán, les voy a contar una historia.

Érase una vez un equipo profesional español que se encontraba en su primera concentración de pretemporada. Como es habitual, los doctores del equipo trabajaban a destajo a la hora de hacer las pruebas de esfuerzo a los corredores, para poder luego, con los parámetros, planificar un entrenamiento individualizado con ritmos de trabajo y tal y tal.

En éstas que le llegó el turno de hacer la prueba a uno de los corredores nuevos, lo que se conoce...

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¡Aúpa Ullrich! Esto es un grito de guerra, sí señor. Uno de esos que cuentan que levanta a un muerto. Verán, les voy a contar una historia.

Érase una vez un equipo profesional español que se encontraba en su primera concentración de pretemporada. Como es habitual, los doctores del equipo trabajaban a destajo a la hora de hacer las pruebas de esfuerzo a los corredores, para poder luego, con los parámetros, planificar un entrenamiento individualizado con ritmos de trabajo y tal y tal.

En éstas que le llegó el turno de hacer la prueba a uno de los corredores nuevos, lo que se conoce como un neo, ya saben, los que se llevan las novatadas y esas cosas. El neo se preparó como lo hacen todos los jóvenes para demostrar todo su potencial a los mandamases del equipo, se subió al potro de tortura y comenzó a calentar las piernas antes del periodo de carga. Rompió a sudar. Los vatios de la máquina comenzaron a subir, y la resistencia a la pedalada comenzó a ser tan severa, que el neo vio que necesitaba estímulo para dar el cien por cien en la prueba.

Al ver la desidia del doctor, acostumbrado a ver a tantos otros en esas circunstancias y a permanecer impasible ante ello, decidió autoanimarse para sobrellevar su sufrimiento. Así que no se le ocurrió otra cosa que comenzar a decirse en voz bien alta y clara: "¡Aúpa Ullrich! (resoplido) ¡Venga campeón! ¡Aúpa, aúpa Ullrich!...". ¡Ante el asombro del doctor!

Y claro, desde entonces, cada vez que veo a este corredor me acuerdo de Ullrich, y cada vez que Ullrich da una exhibición de este calibre (esto ya llevaba un tiempo sin ocurrir) me acuerdo a su vez del otro corredor.

Aúpa Ullrich... comienzo a sentirme fuerte como un toro. Aúpa Ullrich... respiro, todo el aire del mundo cabe en mi pecho. Aúpa Ullrich... veo la meta al fondo, bajo piñón y le meto 1.35 a Armstrong. ¡Aúpa, aúpa Ullrich!

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