Recibidos como reyes

Han pasado un mes con una dieta de arroz con pollo y sin ver una ducha. Se han bañado con tiburones en Santo Domingo y han explorado el Bosque del Pueblo de Puerto Rico. Incluso se han atrevido a subir a pie el pico Duarte, el más alto del Caribe, una ascensión épica de 46 kilómetros que sólo concluyó la sexta parte de los expedicionarios. Y han sobrevivido para contárselo a los Reyes de España, sus anfitriones ayer en el Palacio Real de Madrid. Don Juan Carlos y doña Sofía saludaron personalmente a cada uno de los 350 jóvenes de 48 países distintos que integran la Ruta Quetzal B...

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Han pasado un mes con una dieta de arroz con pollo y sin ver una ducha. Se han bañado con tiburones en Santo Domingo y han explorado el Bosque del Pueblo de Puerto Rico. Incluso se han atrevido a subir a pie el pico Duarte, el más alto del Caribe, una ascensión épica de 46 kilómetros que sólo concluyó la sexta parte de los expedicionarios. Y han sobrevivido para contárselo a los Reyes de España, sus anfitriones ayer en el Palacio Real de Madrid. Don Juan Carlos y doña Sofía saludaron personalmente a cada uno de los 350 jóvenes de 48 países distintos que integran la Ruta Quetzal BBVA y les felicitaron por su tesón. Los jóvenes, doctorados en aventuras pero poco expertos en protocolo dudaron cómo responder al saludo. A unos no se les ocurrió nada y se limitaron a estrecharles la mano. Otros optaron por musitar "Majestad". A la gaditana Myriam, la más espontánea, le salió un cordial "¿Qué tal Juanillo?". Los monarcas se interesaron por los trajes nacionales que vestían algunos de los jóvenes, especialmente por el de la expedicionaria canadiense Jessica, quien explicó a Doña Sofía la diferencia entre las palabras inuit -el nombre que se da a sí mismo su pueblo- y esquimal, literalmente "carne cruda", el término con que les denominan sus vecinos del sur. Después el expedicionario Abraham, de Mojos, en la selva de Bolivia, regaló al Rey, en nombre de sus compañeros un penacho de plumas del pájaro paraba y los integrantes del Aula de Música de la Ruta interpretaron Por unos montes arriba, obra de Antonio de Ribera del siglo XVI basada en el romance Cardenio en Sierra Morena, de El Quijote. Al acto asistieron la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, los embajadores de la República Dominicana y de Haití, el presidente del banco patrocinador, Francisco González, y el presidente de Hispasat, Pedro Antonio Martín Marín. Ofició de maestro de ceremonias Miguel de la Quadra Salcedo, alma mater' del proyecto que ha hermanado ya a más de 8.000 jóvenes de ambas orillas del Atlántico. "Si nos volvemos a ver, recordadme que ya os conocí en la Ruta", se despidió la Reina, mientras, destrozado todo protocolo, los jóvenes cantaban y bailaban su himno, el Moza de Ruta Quetzal, en pleno salón de columnas del Palacio.

Los Reyes de España, durante la audiencia que ofrecieron a los expedicionarios de la Ruta Quetzal 2003.EFE

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