Columna

El conseguidor

Saltó la alerta en la Costa del Sol y se encendieron las luces amarillas, rojas todavía no. Salvador Pendón, que será elegido presidente de la Diputación de Málaga, ha dicho con clarividencia y preocupación que no todo entra en el saco de la corrupción cuando se habla de urbanismo. Desde la Diputación malagueña, socialistas e Izquierda Unida firmaron un acuerdo para vigilar la aplicación de las normas urbanísticas y defender un desarrollo turístico sostenible. Difícil batalla, pero no imposible.

Carlos Rubio, subdelegado del Gobierno, afirmó que no se puede hablar de mafias como de un c...

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Saltó la alerta en la Costa del Sol y se encendieron las luces amarillas, rojas todavía no. Salvador Pendón, que será elegido presidente de la Diputación de Málaga, ha dicho con clarividencia y preocupación que no todo entra en el saco de la corrupción cuando se habla de urbanismo. Desde la Diputación malagueña, socialistas e Izquierda Unida firmaron un acuerdo para vigilar la aplicación de las normas urbanísticas y defender un desarrollo turístico sostenible. Difícil batalla, pero no imposible.

Carlos Rubio, subdelegado del Gobierno, afirmó que no se puede hablar de mafias como de un cáncer que controla el urbanismo de los ayuntamientos del litoral. El turismo residencial es el refugio natural para el dinero negro, procedente del narcotráfico y de la explotación de las mujeres y los hombres. La batalla, de momento, está perdida. ¿Quién le pone el collar, por ejemplo, a las mafias rusas, amantes del pistolón?

Los dos responsables del PSOE y del PP, Marisa Bustinduy y Joaquín Ramírez, respectivamente, también afirman que no hay que generalizar. Y llevan razón. No se puede poner en peligro la actividad que más empleo y riqueza genera en la Costa del Sol. Nada se descubre cuando se habla del pelotazo urbanístico. Es parte de la historia de la mayoría de las zonas turísticas. Comprar voluntades, financiar carreras políticas, tapar bocas, sellar mesas de juzgados para eternizar denuncias, convertir zonas verdes en pisos, firmar acuerdos en servilletas de papel, después de un hartazgo de percebes gallegos, amenazar con dossiers a políticos solventes y serios, ha sido, es y será, por desgracia, pan cotidiano. No hay ayuntamiento que desconozca quiénes son los conseguidores, antes llamados intermediarios. Ponerles al descubierto no es difícil.

Relevo en la patronal de la hostelería malagueña. Se cierra la etapa de Miguel Sánchez que, como otros muchos hoteleros y empresarios, tiene a gala, y con razón, que empezó desde abajo. Miguel Sánchez, en estos años difíciles, mantuvo un equilibrio en sus decisiones verdaderamente sorprendente. Su sucesor, José Prieto, tiene un mismo talante. Negociar, diálogo y defensa de la empresa para crear empleo. Así debe ser.

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