OPINIÓN DEL LECTOR

Respetar las señales

Cada día tienen lugar múltiples hechos cotidianos de los que avergonzarnos como especie humana. Cada día vemos en los medios informativos relatos estremecedores de delincuencia, de inseguridad ciudadana, de corrupción política y moral. Pese a ello, no quiero dedicar estas líneas a tan habituales como deleznables comportamientos, sino a una situación que está teniendo lugar desde hace 20 días en la calle de las Marquesas de Torrejón de Ardoz.

Cada día, desde hace tres semanas, una persona minusválida, con derecho legal y moral a disponer de una plaza de aparcamiento cercana a su domicili...

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Cada día tienen lugar múltiples hechos cotidianos de los que avergonzarnos como especie humana. Cada día vemos en los medios informativos relatos estremecedores de delincuencia, de inseguridad ciudadana, de corrupción política y moral. Pese a ello, no quiero dedicar estas líneas a tan habituales como deleznables comportamientos, sino a una situación que está teniendo lugar desde hace 20 días en la calle de las Marquesas de Torrejón de Ardoz.

Cada día, desde hace tres semanas, una persona minusválida, con derecho legal y moral a disponer de una plaza de aparcamiento cercana a su domicilio, evidentemente por problemas de movilidad, ya que nadie puede concebir que el Ayuntamiento haya instalado una placa señalizadora por su cara bonita, no puede ejercer ese derecho.

Cada día no sólo le resulta imposible aparcar en su espacio destinado y señalizado, sino que además tiene que soportar directa o indirectamente los insultos y comentarios ofensivos de quienes estacionan su coche en ese lugar, individuos que seguramente han pasado las últimas semanas despotricando sobre la falta de honestidad de la clase política, sobre la alarma social que generan los delitos callejeros o sobre la maldad innata de ciertos colectivos.

Cada día, de manera tan canalla y tan inmoral, dejan su coche en el espacio reservado o montan en cólera en las escasas veces que ha tenido que intervenir la grúa. Contadas ocasiones, ya que la persona que debería ocupar esa plaza de aparcamiento opta por superar dificultades de movilidad antes de enfrentarse a las recriminaciones que ha de soportar de esos "ciudadanos" al ejercer sus legítimos derechos. La falta de dignidad de estos conductores ha llegado al extremo de arrancar la placa señalizadora del espacio reservado.

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