De repente, dos bodas

Los 34 habitantes de Las Navas de Jadraque (Guadalajara) -de los que sólo siete viven allí todo el año- asistieron el sábado por la tarde a un acontecimiento insólito. Después de más de 30 años acogiendo únicamente misas y funerales, la iglesia de esta remota aldea de la Sierra del Ocejón volvió a albergar una ceremonia de matrimonio. Mejor dicho, dos. Porque dos hermanos, Noelia y Roberto Calleja Pérez, de Azuqueca de Henares, se casaron con sus novios, Juan José y María Jesús. El acto atrajo a los medios de comunicación de la provincia y causó un "revuelillo" en l...

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Los 34 habitantes de Las Navas de Jadraque (Guadalajara) -de los que sólo siete viven allí todo el año- asistieron el sábado por la tarde a un acontecimiento insólito. Después de más de 30 años acogiendo únicamente misas y funerales, la iglesia de esta remota aldea de la Sierra del Ocejón volvió a albergar una ceremonia de matrimonio. Mejor dicho, dos. Porque dos hermanos, Noelia y Roberto Calleja Pérez, de Azuqueca de Henares, se casaron con sus novios, Juan José y María Jesús. El acto atrajo a los medios de comunicación de la provincia y causó un "revuelillo" en la tranquila vida del pueblo, según Ángeles Pérez, la madre de los contrayentes. Ángeles y su marido, José Calleja, llegaron "hace pocos años" a Las Navas y se enamoraron tanto de este pueblo de casas de piedra negra y techo de pizarra, en el que el agua corriente llega sólo desde hace ocho años, que decidieron comprar allí un terreno y construirse una vivienda de fin de semana. A pesar de ser forasteros, los Calleja Pérez se integraron perfectamente en el pueblo, hasta el punto de que sus hijos, que acudían a menudo por allí con sus parejas, lo eligieron para casarse en el mismo día. Para tan señalada ocasión, los Calleja Pérez y sus futuras familias políticas restauraron el templo con sus propias manos. "Hemos blanqueado y entarimado la iglesia, y en cada familia hay un electricista o un pintor que ha trabajado en la obra". Incluso las flores que adornaron la boda corrieron por cuenta de un hermano de Noelia y Roberto, que regenta una floristería. Después de la ceremonia -concelebrada por un cura de Azuqueca y el párroco de Las Navas, que sirve a otros seis pueblos- hubo fiesta y baile bajo una carpa instalada en la plaza del pueblo. El párroco de Las Navas debería ir pensando en quitar las telarañas de la pila bautismal.-

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