Análisis:FÚTBOL | El cuarto crack de la era Florentino

Un medio centro con calzador

Florentino Pérez ficha y el entrenador suda, aunque parezca contradictorio en el club que contrata a los mejores jugadores del mundo. Hay debate sobre la posición de Beckham en la escala de méritos del fútbol. Si nadie discute su pegada comercial, no se puede decir lo mismo sobre su talento. Para unos pocos es un crack indiscutible; para la mayoría, se trata de un estupendo futbolista con una pureza especial para golpear la pelota, y algunos le consideran un buen jugador cualquiera. En realidad, Beckham es un futbolista muy particular: un medio centro que opera desde la banda derecha. E...

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Florentino Pérez ficha y el entrenador suda, aunque parezca contradictorio en el club que contrata a los mejores jugadores del mundo. Hay debate sobre la posición de Beckham en la escala de méritos del fútbol. Si nadie discute su pegada comercial, no se puede decir lo mismo sobre su talento. Para unos pocos es un crack indiscutible; para la mayoría, se trata de un estupendo futbolista con una pureza especial para golpear la pelota, y algunos le consideran un buen jugador cualquiera. En realidad, Beckham es un futbolista muy particular: un medio centro que opera desde la banda derecha. Es decir, alguien que convierte lo periférico en troncal. Así de singular es.

Beckham llega a un equipo que tiene a Figo en el costado derecho, la posición natural del inglés. Por trayectoria y por lo que sentimentalmente representa para el presidente del Madrid, Figo no se toca. La única novedad radicaría en la jerarquía para lanzar tiros libres, faltas desde las bandas y saques de esquina. Beckham no tiene rival en estos aspectos del juego, sobre los que ha construido lo mejor de su carrera. Sin embargo, para que tenga la oportunidad de lucir su arte en los tiros libres y en los centros, necesitará la titularidad en algún lugar del equipo. No lo puede hacer ni como media punta ni en la banda izquierda. Sólo hay un lugar donde puede funcionar con alguna naturalidad: como medio centro junto a un matraca defensivo.

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El Madrid no soluciona ninguno de sus problemas con Beckham como director de orquesta. Primero, porque no lo es. En el Manchester ha oficiado en esa posición de manera circunstancial y lo mismo ha ocurrido en la selección inglesa. Por lo que parece, el Madrid quiere convertir en habitual lo que siempre ha sido un recurso. Desde luego, no será una garantía defensiva. Ni quita, ni cabecea, ni es rápido en el repliegue. Makelele no se sentirá especialmente respaldado, lo que abundará en su sensación de soledad en un equipo que se fractura por el eje con demasiada frecuencia.

El encaje de Beckham abunda en la idea de un Madrid descompensado, con toda su apuesta en el juego de ataque. Pero algo de eso ha ocurrido en el final de la temporada tras la inclusión de Guti como medio centro junto a Makelele. Del Bosque, cuyas posibilidades de continuar al frente del equipo son mínimas, ha elegido esta vía más por la presión popular y mediática que por convicción propia. Considera que el equipo está preso de un desequilibrio intolerable a pesar de las excelentes prestaciones de Guti, que será el jugador más perjudicado por la llegada de Beckham. Es su destino en el fútbol. Llega un crack y Guti se va fuera, sin importar su extraordinaria contribución a un equipo en el que ha sido un buen delantero centro, un excelente media punta y el mejor medio creativo que ha tenido el Madrid en años. A Beckham le corresponde asumir ahora ese papel, salvo los periodos en que Figo le conceda la banda derecha por lesión o fatiga.

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