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Ramón Barea hace una crónica sentimental de la España de 1959

El actor Ramón Barea (Bilbao, 1949) ha vuelto a ponerse detrás de una cámara, tras su ópera prima Pecata minuta. Esta vez para rodar El coche de pedales, una "crónica sentimental de la España franquista, radiofónica y de pocos vatios" de 1959, según afirmó en la presentación del rodaje en Madrid. Es la mirada inocente de un niño de nueve años, Pablito, que trata de entender cuál es el estatus de su familia y los usos y costumbres que le han tocado vivir. "

El coche de pedales es la crónica de un viaje desde la inocencia hasta la madurez", en pal...

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El actor Ramón Barea (Bilbao, 1949) ha vuelto a ponerse detrás de una cámara, tras su ópera prima Pecata minuta. Esta vez para rodar El coche de pedales, una "crónica sentimental de la España franquista, radiofónica y de pocos vatios" de 1959, según afirmó en la presentación del rodaje en Madrid. Es la mirada inocente de un niño de nueve años, Pablito, que trata de entender cuál es el estatus de su familia y los usos y costumbres que le han tocado vivir. "

El coche de pedales es la crónica de un viaje desde la inocencia hasta la madurez", en palabras del realizador, actor en El otro lado de la cama, Vacas o Acción mutante. Pablito es un niño madrileño, Pablo Gómez, y sus padres Álex Angulo y Rosana Pastor.

"La historia transcurre en la Semana Santa de 1959 y sucede en cinco días. Es una historia coral con muchos personajes, más de 40, que forman parte de un amplio entramado familiar. No pretende ser un documental ni una visión realista de esos años", añadió Barea, que ha rodado en Valencia durante siete semanas para remarcar que los protagonistas viven en una ciudad media de provincias. Su intención es contar una "historia de presiones familiares, de chantajes sentimentales y de una sociedad que finge que no existen ni vencedores ni vencidos, pero que los trata como tales". Él considera que es una época que no se conoce bien: "Se ha contado más la crónica histórica y política, pero no tanto las vivencias de esa época, que no es la Guerra Civil, ni tampoco las comedias españolas de entonces como las de Berlanga o Bardem".

Barea, que en la actualidad trabaja con la compañía Ur en el montaje Luces de bohemia en el papel de Max Estrella, asegura haber llegado tarde a todo: "Llegué al cine de forma accidental, a los 35 años, y desde entonces he hecho 50 películas como secundario y algunas como coprotagonista. Y la vocación como director es natural, tardía y sosegada, porque para mí el hacer películas es un lujo y un milagro".

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