Crónica:MOTOCICLISMO | Gran Premio de Francia

Gibernau culmina el mayor éxito de la historia

Nunca tres pilotos españoles habían logrado todas las victorias en el mismo gran premio

Lo nunca visto ocurrió ayer en el circuito francés de Le Mans, donde el disco del himno español acabó rayado. Tres veces sonó, en honor de Daniel Pedrosa, Toni Elías y Sete Gibernau, vecendores en las tres categorías, las de 125cc, 250cc y MotoGP respectivamente. Nunca antes en había ocurrido algo similar, con los pilotos españoles conquistando el triunfo en todas las carreras de un gran premio. El antecedente más parecido data de 1988, cuando en el circuito de Brno (antigua Checoslovaquia), Jorge Martínez



Aspar ganó en 80 y 125cc, mientras Joan Garriga lo hacía e...

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Lo nunca visto ocurrió ayer en el circuito francés de Le Mans, donde el disco del himno español acabó rayado. Tres veces sonó, en honor de Daniel Pedrosa, Toni Elías y Sete Gibernau, vecendores en las tres categorías, las de 125cc, 250cc y MotoGP respectivamente. Nunca antes en había ocurrido algo similar, con los pilotos españoles conquistando el triunfo en todas las carreras de un gran premio. El antecedente más parecido data de 1988, cuando en el circuito de Brno (antigua Checoslovaquia), Jorge Martínez

Aspar ganó en 80 y 125cc, mientras Joan Garriga lo hacía en el cuarto de litro. Pero entonces, en la que era categoría reina, la de 500, el vencedor fue el australiano Wayne Gardner.

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Ayer sí hubo pleno español, gracias a Pedrosa, Elías y Gibernau, tres pilotos extraordinarios, que viven su particular año de las luces. El colofón a una jornada que difícilmente olvidará el deporte español lo puso Sete Gibernau en la prueba reina, la de MotoGP, en una última vuelta memorable, en la que resistió las embestidas del corredor más grande que este deporte conoce, Valentino Rossi.

La lluvia provocó que las 15 primeras vueltas no sirvieran para nada. Fue Alex Barros el primero en alcanzar la cabeza, seguido de Loris Capirossi. Se deshizo Rossi de éste como quien respira y se pegó a Barros. Un tormento resultó aquello para el brasileño, que no resistió. Así transcurría la carrera, con Rossi en busca de su victoria número 53, cuando comenzó a llover. El campeón levantó la mano y la carrera quedó suspendida. La nueva reglamentación ha provocado que, en un caso así, se dé de nuevo la salida con los corredores colocados en la parrilla en el orden del último paso por la meta, sin que cuenten los tiempos que habían acumulado. Los pilotos pararon para colocar en sus motos neumáticos para lluvia. En las dos vueltas de reconocmiento, algunos, como Max Biaggi (Yamaha) o su compañero Tohru Ukawa, se dieron cuenta de que habían equivocado la elección, al optar por ruedas mixtas cuando en algunos tramos del circuito había agua para aburrir. Así que, deprisa y corriendo, rectificaron, lo que les obligó a salir desde la zona de boxes.

De este modo, Gibernau, que viajaba quinto cuando se produjo la suspensión, salió dos puestos por delante. En la reanudación, el español se escapó junto a Barros y Rossi. Ellos se jugarían la carrera en las 13 vueltas que quedaban, las definitivas. En un primer momento se lo tomaron con calma. Iban pegados, casi en fila india, con Barros al mando y Rossi cerrando el grupo. A fata de seis vueltas se desataron las hostilidades. Lo hizo Rossi, por supuesto, que intentó superar a Sete en una curva, por el ángulo largo. Imposible. Aguantó el español. Aún más: dos giros después rebasó a Barros, que se puso a temblar en cuanto Rossi hizo lo propio no se sabe bien cómo.

Tres vueltas quedaban cuando el campeón adelantó a Gibernau tras apurar la frenada de forma espectacular. Parecía el fin de la batalla, la historia de siempre, el rey ejerciendo de tal, la enésima juerga de Rossi. Pero Sete no tiró la toalla. He aquí un corredor irreverente, que no considera a Rossi imbatible, lo que en tiempos de dictadura resulta dignificante. A por él se fue en la última vuelta. Le rebasó a cinco curvas del final. Rossi no acusó el golpe, lo intentó por dentro en el antepenúltimo giro, pero se coló. Llegó sin embargo entero a la última curva, en la que entró a degüello, sin tocar el freno, por aquel hueco que Sete intentó tapar. Se tragó Rossi la curva antes de ver cómo la bandera de cuadros ondeaba en honor de un fabuloso Gibernau, que puso el broche de oro a la actuación más memorable que jamás ha tenido el motociclismo español.

Rossi saluda al público junto a Gibernau, el vencedor de la prueba.ASSOCIATED PRESS

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